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Doña Bárbara y el socio

Doña Barbara

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La novela Doña Bárbara, identificada como la devoradora de hombres, escrita por Rómulo Gallegos y llevada al cine con magistral actuación de la actriz mexicana María Félix, la publica el  novelista el 15 de febrero en España en la editorial Araluce de Barcelona. La respuesta de cómo nace Doña Bárbara nos la ofrece el mismo Gallegos cuando en una ocasión señaló: “De más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta.  De más lejos que más nunca… De ella vino la trágica Guaricha fruto ejendrado por la violencia del blanco aventurero en la sombría sensualidad de la india, su origen se perdía en el dramático misterio de las tierras vírgenes”. 

El llano, el principal escenario donde se desarrolla la novela, es trazado por Rómulo Gallegos, con las siguientes palabras:  “Tierras del hondo silencio virgen de voz humana, de la soledad profunda del paisaje majestuoso que se pierde de no ser contemplado…Tierras del llano infinito donde el grito largo se convierte en copla. Los analistas, críticos literarios, que han estudiado a fondo la trama de Doña Bárbara han señalado, acerca del rico marco creativo de las tonadas y coplas, sentencias como esta: “Será Rómulo Gallegos el que con maestría describe las tonadas que silbaban los pastores llaneros, cuando por las calles pasaban  las puntas de ganado… Es el mismo que nos dice sobre la importancia que para el llanero tienen los cuentos de aparecidos.”

         DESCRIPCIÓN DE LA LLANURA                                      

                  En Doña Bárbara, el escenario donde se mueven  los personajes, lo pinta Gallegos, con la maestría narrativa que lo caracteriza, así: “La llanura es bella y terrible a la vez;  en ella caben, holgadamente, hermosa vida y muerte atroz. Esta acecha por todas partes; pero allí nadie le teme. El llano asusta; pero el miedo del llano no enfría el corazón; es caliente como el gran viento de su soleada inmensidad, como la fiebre de sus esteros… El  llano enloquece y la locura del hombre de la tierra ancha es ser llanero siempre.

En la guerra buena, esa locura fue la carga irresistible del pajonal  incendiado en Mucurita,  y  el retozo heroico de Queseras del Medio; en el trabajo: la doma y el ojeo, que no son trabajos, sino temeridades; en el descanso: la llanura en la malicia del “cacho”, en la bellaquería del “pasaje”, en la melancolía sensual de la copla; en el perezoso  abandono:  la tierra inmensa por delante y no andar, el horizonte todo abierto y no buscar nada; en la amistad: la desconfianza, al principio, y luego la franqueza absoluta; en el odio: la arremetida impetuosa; en el amor: “primero mi caballo”. ¡La llanura siempre!”.

        EL DON CREATIVO DE LA PEONADA

                  El  crítico literario, escritor e investigador, Orlando Araujo, en su obra Lengua y Creación en la obra de Rómulo Gallegos, al tratar el tema de la copla, cuando estudia lo relacionado con el folklore, escribe: “En Doña Bárbara, Gallegos le saca partido a este recurso  literario: durante el rodeo, doña Bárbara se acerca a Santos Luzardo, y Balbino Paiva, que es el amante de turno, se retira corrido. Observando esto, uno de los peones comienza a cantar:

       “El toro pita a la vaca Y el novillo se retira”.

                  En la misma parte  donde Orlando Araujo trata el tema de la copla en la obra ya citada, se lee, entre otras cosas:  “Después de la faena dura bajo el sol abrazador, dormida la tarde, que pronto será noche cerrada sobre el campo, los peones se reúnen bajo los caneyes, y tomando el cuatro y las maracas, “le dan llano” a la imaginación. Entonces nace la poesía: la copla, el corrido y la décima. Así canta Pajarote y María Nieves:

                                                     “Cuando Cristo vino al mundo

                                                     Fue en un caballo alazano.

                                                     Iba perdiendo la vida

                                                     Por coger un orejano.”

                                                     SE MOVÍA EN UN LUGAR TENEBROSO

                  Adolfo Rodríguez, escritor, educador, autor, entre otras obras  Los Teques, Historia en Sol Menor, Oriente en la obra de Rómulo Gallegos, Los mitos del Llano y el Llanero en la obra de Rómulo Gallegos, La Música y los Músicos del Estado Guárico, Calabozo, Siglo XIX,  en sus investigaciones  señala que Rómulo Gallegos, antes de visitar al Estado Apure en 1927, habla del llano por referencia que alguien trae:  llaneros “que vienen del llano adentro conduciendo la vacada cansina”.  Doña Bárbara, poseía una “tenebrosa sabiduría” y, donde, de  acuerdo a los estudios cumplidos por Marco Antonio Martínez  se mezclan creencias religiosas, populares, supersticiones  y extravagantes secretos indígenas. Recordemos, como  muy bien lo narra Marco Antonio Martínez, alrededor de Doña Bárbara marcha lo tenebroso. Escribe nuestro autor antes citado:   “El mismo nombre del fundo, El Miedo, sugiere ya un lugar tenebroso que asusta,  que causa  pavor, miedo. Allí, casi todo transcurre entre las sombras del corredor de la casa, de la pieza que era sala  y comedor a la vez, del cuarto de lo misterios y conciliábulos con “el Socio” y de los conjuros, en un silencio espantoso, en donde apenas se oye el crepitar de las velas encendidas y el murmullo maléfico de la Dañera.”  Las noches con “el Socio”, plasma Marco Antonio Martínez,  se extendían hasta el primer menudeo de los gallos. El Socio metía miedo. El rumor corría. Se decía que la Doña tenía pacto con mandinga, el Diablo, representado en ese tétrico personaje, identificado como el Socio. 

¿Con quién vamos?  El bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha. Así , amigos, inicia Gallegos  su  famosa Doña Bárbara con su inseparable “socio”.  

Por: Jesús María Sánchez. Los Teques. 21-12-2018.

sanchezjesusmaria@hotmail.com

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