Un tanto de falta de Cristiano Ronaldo a un minuto del final castigó al Sporting de Portugal de su corazón, que tuvo en su mano el triunfo tras exhibir su potencial en el Santiago Bernabéu y desfigurar a un Real Madrid que acabó remontando con un testarazo de Morata que premió el orgullo (2-1).
Era un estreno trampa. El Sporting tiene más fútbol que nombre, llegaba sin hacer ruido al Santiago Bernabéu en su regreso a la elite del fútbol europeo y sorprendió a aquellos que esperaban una noche plácida de goleada. Bien plantado desde el inicio consiguió dejar sin identidad en el primer acto a un Real Madrid previsible. La presión portuguesa, el gusto por el balón y la buena ocupación de los espacios marcaron el duelo en su nacimiento.
Recuperaba Zinedine Zidane la BBC 109 días después, con más de un integrante aún lejos de su mejor tono físico para un duelo de alta intensidad. Sin excusas por el cansancio y con el equipo fresco gracias a las rotaciones, el único argumento que provocó el enfado de la grada fue la falta de fútbol. No hubo reacción blanca en el primer acto tras ver al Sporting salir arriba y provocar el primer susto a los dos minutos con el potente disparo de Bruno César desde la frontal. Se marchó pegado al poste.