El ser humano en estos tiempos ha dedicado esfuerzos al desarrollo de la ciencia y la tecnología, que no es para nada cuestionable, pero ha descuidado valores fundamentales; sobre todo, el respeto a los adultos mayores.
Hoy se celebra el Día Internacional de la Toma de Conciencia contra el Abuso y Maltrato en la Vejez, por lo que el equipo reporteril del diario Avance realizó una encuesta a estas personas, quienes manifiestan que los valores han ido desapareciendo.
El maltrato a los ancianos es un problema mucho más complejo y de más alcance que lo percibido. La mayor parte de los casos son de carácter doméstico, pero también incluyen el descuido institucional en hogares para adultos mayores y otras residencias.
María Guerra, de 68 años, indicó que dos de los valores que se han perdido son el respeto y la caballerosidad. “Por ejemplo, en el transporte público los hombres no ceden sus puestos a los mayores, ni tampoco a las embarazadas. Ahorita son pocos los que ayudan a los discapacitados a subir al autobús o a cruzar la calle”.
El maltrato hacia este grupo social puede llevar a graves lesiones físicas y tener consecuencias psicológicas a largo plazo. Se trata de un problema social que afecta la salud y los derechos humanos de millones de personas de la tercera edad en todo el mundo, y que merece la atención de la comunidad.
“Las formas de definir, detectar y resolver el maltrato a los ancianos tienen que enmarcarse en el contexto cultural y considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural”, sostuvo Carmen de Alagare, de 80 años.
Destacó que “desde el punto de vista de quienes hemos sido criados bajo un patrón de vida que nos encaminó a aprender y valorar sentimientos de cariño, conciencia, paciencia y amor, lo primordial en una buena crianza es enseñar a respetar a los niños, adultos y ancianos como base sólida de una vida digna, próspera y buena ante los ojos de Dios”.
Indico que con cada insulto y falta de respeto, la humanidad se está destruyendo, y aunque muchos lo saben, lo pasan por alto.
Contó que ella fue una de las fundadoras del Mercado Municipal de El Paso. “Antes nos ayudábamos unos a otro, pero ahora la gente vive para hacer dinero y más nada. Hace muchos años existía el trabajo en equipo, la solidaridad, el compromiso y lo más importante, el respeto”.
A su criterio, la enseñanza de valores viene del hogar. “Nunca permití que mis hijos les alzarán la voz a los adultos, que pasarán por encima de los derechos de los demás, que agarrarán un centavo que no fuese suyo, ni mucho menos que incumplieran sus promesas”.
A su vez, Moisés Castillo enfatizó que para conseguir algún producto, muchos viejitos y discapacitados tienen que hacer la misma cola que los demás. “Antes nosotros teníamos privilegios, existía la compasión. Ahora para poder comprar tenemos que pasar horas bajo el sol y sin comer, eso es algo que nunca antes habíamos visto”.
Fomentar los valores
Para Castillo la educación viene de familia. “Los padres deben cuidar más lo que hacen y dicen delante de sus hijos, de alguna manera tienen que dar el ejemplo”.
“No les quito responsabilidad a los docentes, pues ellos son los segundos papás y mamás, por lo tanto, deben educar a una generación para que lleve el mensaje a otra. Al muchacho que no diga buenos días, se le debe exigir, hasta que se convierta en cultura”.
Guerra destacó que los valores permiten al ciudadano actuar bajo ciertas normas y patrones que garantizan una mejor convivencia y desarrollo social; por tanto, si estos faltan, se manifiesta el deterioro de las relaciones personales y aparece la violencia, lo que afecta la felicidad en general del individuo y la sociedad.
“Cuando no se castiga una actitud incorrecta, se abre paso a la pérdida de valores. Es importante corregir a tiempo”./ac
DIANA LÓPEZ
