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“El talud se desmorona con cada palo de agua”

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Edwind Perez

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Derrumbe mantiene en vilo a vecinos de la prolongación calle Páez

ARTURO TOVAR

Un talud de unos 20 metros de altura de derrumba con cada lluvia que cae en la prolongación calle Páez de Los Teques, vecinos de la zona y conductores que transitan por esta calle, alegaron sentirse angustiados producto del peligro que representa esta problemática.

 “Cada vez que cae un aguacero yo me asomo por la ventana para estar pendiente de ese deslizamiento de tierra, siempre se cae una parte, si llueve muy duro obstaculiza la calle, es una situación que se repite una y otra vez”, dijo a Avance Hipólito López, quien reside por la zona.

Sobre la zona afectada, se encuentran cinco viviendas, las cuales están en alto riesgo debido a que los soportes de las casas se han vuelto inestables.

“Hace unos años se cayó parte de una pequeña construcción que había allí, solo quedó una columna, la cual también representa un terrible peligro para todo el que pasa por la calle, ya que las lluvias pueden hacer que termine de caer”, aseguró.

10 años en la misma situación

Los vecinos de la zona indicaron que el debilitamiento del talud es una problemática que data de más de 10 años, tiempo en el cual no han recibido una respuesta favorable por parte de los entes gubernamentales.

“Cada vez que hay un deslizamiento de tierra, vienen funcionarios de Protección Civil e inspeccionan la situación, posteriormente vienen cuadrillas de la Alcaldía de Guaicaipuro y recogen los sedimentos; pero luego de eso, no ocurre nada, seguimos esperando que se monte un proyecto que nos permita vivir con mayor tranquilidad”, dijo Maryorie Díaz, quien diariamente circula por el lugar.

Indicó que hace menos de un mes, las fuertes lluvias hicieron que parte de la tierra cayera sobre la carretera que conecta a los diferentes sectores de El Trigo, con el centro de Los Teques.

Peligro para los vehículos

Conductores de la línea de transporte público que presta servicio en la zona y residentes del lugar, señalan que una de las principales preocupaciones para ellos, es que algún vehículo quede atrapado por los sedimentos al momento de ocurrir un derrumbe.

“La gente sigue manejando cuando está lloviendo, hay veces en las que pasa una o dos horas de lluvia y el terreno empieza a caer, da pavor pensar que venga pasando un carro y se venga el cerro, podría salir alguien gravemente herido”, dijo Pablo Arteaga, quien suele conducir por esta zona.

Un samán sobre los cables

Aunado a toda esta situación, las ramas de un samán han crecido muy cerca de los cables de media tensión que pasan por el lugar, lo que incrementa el peligro a los vecinos de la zona.

“Uno no puede podar uno mismo el árbol porque es un crimen ambiental y puede acarrear consecuencias, pero también es una realidad que las ramas se encuentran sobre el cableado, lo que ha generado que el tronco se electrifique. Parece una locura, pero es verdad”, señaló uno de los vecinos.

Una acera para caminar

La calle por la cual circulan los niños y niñas que se dirigen al colegio Francisco Espejo no tiene acera, lo que obliga a los estudiantes y a sus representantes a caminar por la calle.

“Hay poco espacio para que pasen dos carros, a esto súmale a la gente que camina por allí para llegar al colegio, varias personas han pasado su susto con un carro que viene a gran velocidad y se los encuentra por su carril”, explicó uno de los residentes de la zona.

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