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Emigrar…

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Periodistas de Avance

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Por: Alessandro Borzacchini

Antes de emigrar, a pesar del susto que te pueda generar un reto tan duro, tienes una sensación emocionante y aventurera.

Sabiendo lo difícil que es dejar tu familia, amigos y costumbres para lanzarte de cabeza a un mundo desconocido.

Produciendo un sinfín de incógnitas tanto atemorizantes como emocionantes, las cuales poco a poco se van despejando.

Todos piensan que lo más difícil de emigrar es empezar de cero en un lugar desconocido y la respuesta es: ¡No!.

Al sumergirte en la experiencia de haber emigrado te das cuenta que irás escalando, mejorando la calidad de vida, pues lamentablemente del país que procedes está en ruinas puesto que lo más cotidiano y normal en dónde llegas, es un lujo en la tierra que dejaste atrás.

Alessandro emigró a España pero no olvida diariamente a Los Teques su ciudad natal. /Sierra Nevada. España

Llegas al punto de que todo lo que llega es ganancia, claro, si tienes la suficiente paciencia para superar las adversidades que se te presentarán al inicio de la aventura, pero ya al superar esa factuosa etapa avanzas de una forma que no te habías imaginado, compras el capricho que siempre quisiste y no pudiste por la situación económica, bien sean un par de zapatos, célular o un buen televisor.

Hasta vivir experiencias nuevas, conocer sitios o comer platillos exóticos. Pero ahí viene el problema, lo más duro de emigrar es darte cuenta qué teniendo todo o casi todo lo que soñabas no eres del todo feliz y lo que pensarías que te generaría una gran emoción, sea una sensación desabrida, por haber dado importancia a cosas materiales sin darte cuenta de lo esencial que es recibir el calor que te da la familia, tu cuidad o pueblo, las costumbres de tu gente, escuchar el mismo acento, las frases típicas con las que creciste y el humor de tu gentilicio, el cuál pensabas que era común en todo el mundo y no, realmente eso es lo más valioso que tenemos como sociedad en Venezuela, es nuestra estampa o sello como personas alegres y familiares que somos entre otras muchas cosas. Al haberte alejado de todo esto, todas las sensaciones que percibes, son a medias.

Albahicin, Granada, España


Y lo que más destaca en tu día a día, es la nostalgia de tener ese calor humano tan lejos y extrañar constantemente a tu familia. Siempre estás agradecido por la nueva experiencia y por conocer otra cultura pero con propiedad sabes que lo más duro de emigrar es el despojo de tus costumbres e identidad social con la que creciste.

Lo que es cotidiano o “de toda la vida” para tu entorno es nuevo para ti y lo que era costumbre de todos los días para ti es desconocido para tu nuevo entorno, convirtiéndose en una odisea lo anteriormente habitual… en fin lo más duro de emigrar es lo sentimental y el secreto, está en manejarlo día a día.

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