Una rutina física bien diseñada, junto a la ingesta de los medicamentos antirretrovirales y una alimentación balanceada se convierten en aliados de la salud de las personas que viven con VIH.

Los entrenadores deben diseñar el cronograma de ejercicios de acuerdo a los requerimientos o necesidades del practicante, pero deben tener en cuenta que, antes de iniciar cualquier actividad que requiera cierto esfuerzo físico, es necesario conocer las condiciones de salud de la persona, pues es común que se encuentre en un estado inmunosuprimido y con las defensas bajas, por lo que pueden sufrir con mayor facilidad una recaída.

La práctica genera beneficios psicológicos y fisiológicos que garantizan calidad de vida, con mejor salud e incluso aumento de la autoestima. Por otro lado, el ejercicio ayuda a controlar la inmunosupresión, haciendo que la persona no esté tan susceptible a infecciones.

Los especialistas, colaboradores de la Organización StopVIH, en la isla de Margarita, insisten que es vital activarse con una rutina diseñada para las personas que viven con el virus del SIDA, previa realización de exámenes para conocer los niveles de CD4, Carga Viral, con tal manera de no ocasionar alteraciones ni malestares. /gf