La selección de Venezuela afrontará la jornada 11 de las eliminatorias al Mundial de Rusia 2018 ante su similar de Bolivia, en el Estadio Monumental de Maturín (7:30 pm). Un choque de equipos necesitados que buscarán levantar la cabeza con una victoria.

Mejores tiempos se han visto para la Vinotinto, que al igual que el estadio donde se jugará el partido, se ve un poco apaleada. Los constantes cambios, el juego irregular combinados con errores y los malos resultados han llevado al equipo nacional a una situación que parecía ya olvidada: en el foso de la tabla.

Rusia aparece en el horizonte, pero está tan lejana como la galaxia de Andrómeda de la Tierra; sin embargo Rafael Dudamel y los suyos tienen la oportunidad de lograr un objetivo más cercano que es escapar del último lugar. Con algunas bajas en el plantel, más con la posibilidad de probar a algunos jugadores y otras fórmulas, el conjunto local buscará cumplir este cometido.

Dudamel no quiso adelantar un once en su rueda de prensa; pero sin Rondón arriba, las posibilidades se amplían. Edder Farías, por su presente goleador con el Caracas, luce como fuerte candidato para suplirlo y acompañar a Josef Martínez, sin olvidar a Christian Santos que asistió al llamado de última hora. En el medio también se abre un hueco, por las ausencias de Guerra y Amor, aunque este puesto parece tener a Rómulo Otero como el ocupante. Y en contención Rincón podría gozar de otro acompañante, entre Figuera, Flores y Herrera estará su ayudante.

La defensa parece será la misma de siempre, con la duda del lateral izquierdo en el que Rubert Quijada ha ganado enteros en los entrenamientos y la posible inclusión de Villanueva como central por sus buenas actuaciones con el Málaga.

Del otro lado llega Bolivia, no tan golpeada pero si con un fuerte dolor. Esos cuatro puntos que perdieron sobre la mesa los dejan en una posición que no esperaban estar. Sin embargo, tratarán de que el partido sea “un antes y un después”; porque ganar les permitiría alejarse del fondo y además acabar con una racha de 23 años sin ganar un compromiso de visitantes en eliminatorias, que precisamente fue contra Venezuela la última vez que lo hizo (1-7 en Puerto Ordaz).

Para ambos es un partido bisagra, pueden dar una vuelta de página o ahondar más en sus heridas. La Vinotinto no está para creerse más que nadie en estos momentos, pero aprovechar a un rival que en los últimos tiempos ha logrado vencer, aquí en Venezuela, es algo que debe servir como fortaleza para comenzar a escalar de ese foso al que se desacostumbraron a estar.