El viernes, la Iglesia había emplazado a Ortega a cesar de inmediato la represióncontra las masivas manifestaciones que de forma pacífica exigen el fin del régimen. También solicitaron “suprimir” los “cuerpos paramilitares” y las “fuerzas de choque” del Gobierno, no usar a la Policía nacional en acciones represivas y garantizar la integridad de los estudiantes universitarios que han retado el poder de Ortega en las calles. Otro de los requerimientos era no obligar a los empleados públicos a asistir a eventos partidarios donde se cantan loas al mandatario y que el Ejecutivo permitiera el ingreso al país de una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que investigue los hechos ocurridos desde abril, cuando el mandatario desató una cruenta represión contra las manifestaciones.
Este último requerimiento fue el único que cumplió Ortega –que no ha dado la cara en Nicaragua desde el 30 de abril–, mientras mantiene la represión contra las manifestaciones. El sábado sus huestes atacaron la ciudad de Masaya, a 35 kilómetros al sur de Managua, causando un muerto y decenas de heridos. La madrugada de este lunes se dieron enfrentamientos en Sébaco, importante zona productiva localizada a cien kilómetros de la capital, que también han dejado varios heridos, incluido uno de gravedad tras recibir un disparo en la garganta.
El País /