Periodismo de Soluciones

La pandemia acabó con el negocio de viajar a Cúcuta

la pandemia

Publicidad

Por:
Por:

Periodistas de Avance

Comparte esta noticia

Autobuseros señalan que en estos meses se han mantenido con sus ahorros

RONALD PEÑARANDA

En el mes de marzo una semana antes de la declatatoria del Estado de Alarma por el Coronavirus los autobuses que salían de los Altos Mirandinos hacia Cúcuta (Colombia) dejaron de prestar servicio porque cerraron el paso en esa zona fronteriza.

“Hace un año viajar al vecino país se puso de moda. Unos iban a comprar alimentos para el hogar, otros medicamentos, ropa, zapatos, perfumes y demás artículos para revender acá. Al principio eso se convirtió en un negocio rentable, pero después no mucho”, declaró Ángel Molina.

Dijo que él viajó dos veces, en agosto y noviembre de 2019. La primera vez fue a buscar más que  todo golosinas, cigarrillos para venderlos en su bodega y la segunda lo acompañaron su esposa, dos hijos y una sobrina. “Fuimos a comprar los estrenos de diciembre ropa y juguetes para los chamos. Me llevé 400 dólares y regresé pelando, aunque adquirí muchas cosas que allá eran baratas cuando hacía el cambio resultaban más costosas. Decidí no ir más”.

Mario Zambrano, dueño de un Encava de 32 puestos que trasladaba gente al Norte de Santander, declaró: “La pandemia dañó todo porque más nunca viajamos. Cobrabamos 25 dólares ida y vuelta y con estadía 30. Llegabamos hasta San Antonio (Táchira) y luego la gente cruzaba y llegaba a Cúcuta”.

“En el trayecto debíamos pasar 34 alcalabas, en casi todas había que bajarse de la mula con la Policía Nacional Bolivariana, la Guardia Nacional y las policías estadales. Nos cobraban 20 mil pesos (entre 7 y 8 dólares) en cada alcabala”, detalló.

Indicó que los funcionarios solo permiten pasar productos de primera necesidad y medicinas, “si ellos veían a alguien con artefactos eléctricos o electrónicos, lo martillaban. Ese es el rebusque cerca del puente Simón Bolívar”.

Hoy día carros particulares cobran $200

Los que llevaban este tipo de mercancía se veían obligados a buscar a los llamados “trocheros”, que cobran también 20 mil pesos, “por pasar esa perolera por el río para que no que la revisaran ”, apuntó.

Otro transportista aseveró que a cada pasajero le permitían un solo saco, si montaba dos o tres debía hacer un pago adicional de 15 mil pesos.

Los viajes se hacían de lunes a sábado. “De acá salían unos 30 buses. Se estacionaban en El Savil, la calle del Hambre, redoma de La Matica, cerca de Farmatodo, la estación Guaicaipuro, Carrizal y San Antonio de los Altos. Eran vehículos de diferentes líneas. Todo viaje era confirmado por el INTT para poder tener el listín”.

Durante estos siete meses de restricciones, vehículos particulares van hasta San Cristóbal y  cobran 200 dólares. “Los buses nuestros están parados, muchos hemos vivido todo este tiempo de nuestros ahorros. Estamos esperando que pase la pandemia, para ver qué pasa, pero ya los precios no serán los mismos”, enfatizó el propietario de un autobús.

Noticias relacionadas