Un grupo de mujeres aportó su granito de arena al proyecto
MARIBEL SÁNCHEZ
“Yo no asistí a la colocación de la piedra fundacional, pero estar presente año tras año en todas las actividades que contribuyeron a la edificación de esta hermosa iglesia es importante para mí porque le hemos puesto trabajo, cariño y mucha emoción. Puedo asegurarte que no somos una asociación, los amigos de la Virgen de Fátima somos una familia”.
Así se expresa María Elena Andrade, una de las primeras mujeres en hacerse partícipe del proyecto de la Iglesia Nuestra Señora de Fátima. Ella, hacía lo que fuera preciso con tal de contribuir con su granito de arena, desde el corazón.
Se confiesa devota absoluta de la Virgen, pues al ser descendiente de padres portugueses ha recibido desde muy niña una formación orientada hacia el amor, el fervor y la fe. Hoy, María Elena forma parte del Comité de Damas, donde llegó junto a su cuñada para trabajar con mucha dedicación y sobre todo albergando la esperanza de ver el santuario instaurado.
“A pesar de que tardamos bastante en cristalizar aquel sueño, puedo decir que bien valió la pena esa espera. Yo siempre supe que sí se iba a lograr, el padre José Antonio Da Conceicao nos trasmitió a cada momento mucha fe. Hoy disfrutamos todos de ese logro a través de un resultado precioso, al que todos podemos asistir para venerar a nuestra hermosa Virgen”.
Trabajo de hormiguita
El compromiso de esta noble mujer va más allá de cualquier pronóstico, lo que la convierte en una pieza invaluable a través de los 14 años que lleva en la asociación, de los quince que recientemente acaban de cumplirse.
Sin miramiento alguno se dedica con mucho amor a preparar los desayunos cada domingo, junto a su cuñada Diomedis López De Andrade. Además, ambas están al frente del área de la dulcería en cada uno de los arraiales.
“En dos oportunidades, las mujeres organizamos bingos en el salón de fiestas del Súper Líder, para recabar fondos; también organizábamos almuerzos para ponerlos a la venta, bajo el mismo propósito. Causaba furor nuestro cosido portugués y también las hallacas”.
Muchos corazones, una sola visión
“Cuando te digo que somos una familia es sencillamente porque cada uno de los personajes que se ha ido sumando a colaborar brinda lo mejor de sí y se integra de una forma muy natural, bonita, fructífera. Compartimos momentos muy gratos, en los arraiales trabajamos muchísimo y quedamos cansados pero muy felices”.
Al consultarle sobre la cantidad de arraiales en los que ha participado, refiere con mucho orgullo que de los 45 que se han realizado, ella ha trabajado activamente en 44.
María Elena es quien elabora las deliciosas tortas de chocolate con queso crema que tanto fascinan a los visitantes del templo.
“Somos muchas mujeres que empezamos a trabajar con varios días de antelación para que cada arraial quede muy bien tanto en la decoración, limpieza, elaboración de comidas, etc. Todo lo hacemos con mucho amor, hay una fuerza que nos mueve de una forma maravillosa, porque trabajamos con el corazón”.
Relata que en su caso particular, hace las tortas durante todo el día viernes y también del sábado (alrededor de entre 12 y 15), con la ayuda de una comadre. De las que son de chocolate con queso crema ella hace 5 o 6 tortas, en cuanto a las chesse cake elabora seis también ¡Siempre! A la par de preparar pie de parchita y tortas de zanahoria.
“Desde el comité de Damas, Diomedis y yo buscamos patrocinantes que en calidad de donación brinden los insumos para luego nosotras suministrarlo a otras mujeres que colaboran haciendo los postres. También hay quienes ponen sus propios materiales, hacen sus dulces y los donan para ponerlos en venta; todo lo que se recolecta de allí va directamente para los fondos de la iglesia”.
Vibrante anécdota
Una de las cosas que le ha emocionado muchísimo y que hoy en día aún le eriza la piel al recordarlo, es la experiencia que vivió previo a la consagración que tuvo lugar en octubre 2022.
“Estábamos un grupo haciendo la limpieza y pulitura de asientos, mármol, todas las piezas dentro de la iglesia; cuando de pronto durante las pruebas de sonido, que estaba haciendo el técnico, sonó de una manera espectacular el Himno Nacional de Venezuela seguido del de Portugal. Eso nos envolvió y fascinó a todos los que estábamos allí, lloramos de la emoción, fue algo único”.
