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Madre Carmen Rendiles conoció a Dios en Los Teques

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Glorimar Fernández

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Hace más de un siglo, la joven Carmen Elena Rendiles llegó buscando sanación para su frágil salud, a la ciudad de Los Teques. Durante dos años, entre oración y silencio, algo misterioso transformó su espíritu en la capital mirandina. Nadie sabe con certeza qué ocurrió en su interior, pero cuando regresó a Caracas, lo hizo con una convicción inquebrantable: dedicar su vida a Dios. 

Esta estadía en Los Teques, poco conocida pero profundamente significativa, marcó el inicio de un legado que hoy resuena en el corazón de un país emocionado por su canonización, la cual fue anunciada este 31 de marzo, luego de que el Papa Francisco aprobara el milagro que llevará a la beata a su santidad. 

A su regreso a Caracas en 1923, totalmente recuperada de problemas respiratorios que sanaron en los Altos Mirandinos, decidió recorrer conventos para convertirse en monja. Hasta que dio con las Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento donde fue recibida con los brazos abiertos. 

En el documental Madre Carmen de Venezuela, una caraqueña común y extraordinaria, se resaltan aspectos peculiares de la religiosa. Paúl Gámez y María Carolina Martínez, voceros biográficos, ofrecieron detalles en la producción sobre su significativo paso por esta ciudad, que serían dos meses, pero se transformaron en dos años. 

“En Los Teques dio catequesis, en una escuela de artes aprendió a pintar. Algo sucede en esos dos años, pero sin duda fue el punto de partida en el que comenzó a tener más intimidad con Dios”, detalló Gámez en el documental. 

Una santidad sin límites: su vida con un solo brazo

La Madre Carmen Rendiles nació el 11 de agosto de 1903 con una singularidad que definió su carácter: carecía del brazo izquierdo. Sin embargo, esta ausencia no fue un obstáculo, sino un impulso para brillar en la pintura, la carpintería y como apoyo inseparable de su madre en las labores del hogar. 

Décadas después, esta peculiaridad resonaría en uno de sus milagros en el año 2005. La médico cirujana, Trinette Durán, perdió la movilidad de su brazo derecho tras un accidente en el quirófano, provocado por una descarga eléctrica que la dejó inconsciente. 

La doctora consultó a 21 de los mejores especialistas de Caracas, pero ninguno pudo ayudarla. Resignada, optó por una cirugía que amenazaba su carrera, hasta que el día de la operación una voz interior, que ella llamó intuición, la detuvo. “Siempre le hago caso a mi voz interior”, afirmó, y pidió que la llevaran al colegio Belén, donde descansan los restos de la Madre Carmen. 

Allí, la Madre San Luis la recibió y juntas oraron. La religiosa le pidió a la doctora que visitaran la habitación de la futura santa, y al entrar, Trinette sintió un torrente de energía. Describió en el referido documental que una luz deslumbrante brotó de la fotografía de la Madre Carmen, justo después de que ella prometiera pintarla si la curaba. 

Se desmayó mientras la Madre San Luis intentaba reanimarla. Al despertar, escuchó a la monja que la acompañaba decir “No pesas nada, Dios te llamó a que fueras mi hermana’. De pronto, notó que el dolor había desaparecido y su brazo se movía libremente. Los médicos, al estudiar el caso, no encontraron explicación para aquella recuperación considerada milagrosa.

“Dios camina con el pueblo venezolano”

Para que un caso sin explicación científica sea considerado un milagro debe pasar por tres grandes filtros: el primero es el de tres médicos que estudian el caso, entre la comitiva suelen participar especialistas que no son católicos y que no creen en Dios. Luego, el caso es revisado por un grupo de teólogos y tercero inspeccionado por obispos y cardenales, para por fin ser presentado ante su Santidad, que estudia el resultado de las investigaciones y da su bendición. 

Avance vía WhatsApp contactó al presbítero Kílber Rangel, oriundo de Los Teques que actualmente se encuentra en Roma como alumno ordinario del Pontificio Instituto Bíblico. 

Describió la noticia de la canonización de la madre Carmen Rendiles y la reciente designación de José Gregorio Hernández como santo, como “un estímulo y una luz, pues nos invita a creer que en nuestra tierra existe hoy también mucha bondad, gente con un corazón lleno de amor y ganas de servir, y por tanto tenemos que seguir luchando para que cada uno de nosotros, los venezolanos, demos siempre lo mejor que esté en nuestras manos”. 

Agradeció al Papa Francisco e imploró salud para él por intercesión de estos dos nuevos santos. “Esta es una muestra de que Dios camina con el pueblo venezolano”, destacó. 

Júbilo entre las Siervas de Jesús de Carrizal 

La madre Magaly Pirela aseguró que en la congregación Siervas de Jesús de El Bosquecito, en el municipio Carrizal, no cabe el honor y la felicidad por esta gran noticia. Detalló la vida de la santa Carmen Rendiles que nos enseña a través de su testimonio de vida a cómo vivir en la Voluntad de Dios. 

Se refirió a que los seres humanos debemos permitir que el Espíritu Santo se derrame entre nosotros, asegurando que lo ordinario que diariamente cumplimos con Dios, se convierte en extraordinario. 

“Ella nos enseña a salir adelante, que no importa la dificultad, le faltaba su brazo izquierdo y superó cada reto diario con plenitud. Su sonrisa hablaba de esperanza, de sentirse una persona amada, comprensiva, abierta hacia los demás, ese es el ejemplo que necesitamos, aprender a vivir en lo cotidiano”, destacó junto a la madre Consuelo Zapata. 

La salud a su nombre 

En honor a la santa y a su presencia a través de la congregación que se mantiene en Carrizal, en 2018 se cambió el nombre de uno de los principales ambulatorios de Carrizal a Carmen Rendiles, que ese año fue nombrada beata. El renombramiento, que se hizo en la gestión de Farith Fraija, fue acompañado con la optimización del servicio durante las 24 horas y ampliación con servicios de odontología, farmacia, entre otros.

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