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Maestro de la ética y la estética: Cecilio Acosta

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Periodistas de Avance

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El título de esta nota, homenaje a Cecilio Acosta,  la mente más completa de gran parte del siglo XIX,  llena de ideas, luces y de principios morales, lo he tomado del prólogo redactado por el historiador Manuel Alfredo Rodríguez, para la obra  “16 estudios sobre Cecilio Acosta”, editada por la Biblioteca de Autores y Temas mirandinos y, donde entre otras cosas nos dice sobre tan gallarda figura, orgullo de San Diego de los Altos, del estado Miranda, de Venezuela de y América, lo siguiente:  “Don Cecilio nunca tuvo cargos público ni canonjías, pero se ganó el amor de la juventud que le proclamó Maestro de la ética y la estética.  

Él vive y vivirá en la historia del pensamiento venezolano mientras que los balbuceos de casi todos  los aduladores de la época se han perdido en el olvido. La hermosura y el mensaje de las letras de Acosta han hecho más por el prestigio intelectual de Venezuela que la verba de aquellos de sus contemporáneos que fungieron de diplomáticos…”

No olvidar en estos instantes que Cecilio Acosta representó la dignidad en el tiempo que le tocó vivir, empinándose por sobre las dificultades y dejando para las futuras generaciones de venezolanos una obra  repleta de ideas brillantes. Mientras al caudillo de turno, Antonio Guzmán Blanco, lo llenaban de elogios, le cantaban, le erigían estatuas y lo identificaban como el “Ilustre Americano·”, a Cecilio Acosta lo sometían, como decimos en lengua coloquial, a pan y agua. A pesar de ello, ser lanzado al llamado “cementerio de los vivos”,  Cecilio Acosta se convirtió, como escribiera José Martí, a raíz del fallecimiento del pensador: “…aquella cabeza altiva, que fue cuna de tanta idea grandiosa; y mudos aquellos labios que hablaron lengua tan varonil y tan gallarda.”

EL IMPERIO DE LA LEY, LA EDUCACIÓN Y CULTURA FUE SU NORTE.

Cecilio Acosta, periodista, jurista, educador, filólogo, poeta, filósofo, ciudadano ejemplar, escritor, nació, hace exactamente 199 años,  el 01 de febrero de 1818, en la bucólica villa de San Diego de los Altos, del estado Miranda. Considerado, a través del tiempo como la cabeza que lo supo todo, en una Venezuela donde, así ha quedado demostrado a través de la historia, pensar distinto al caudillo que mantenía el poder se considerada un delito.  Jamás se dobló ni  marchó al lado de la legión de los adulantes  y nulidades engreídas que, dentro de la llamada “adoración perpetua”,  solo buscaban exaltar la figura de Antonio Guzmán Blanco,  llenar sus alforjas y figurar entre los favoritos del mandamás de turno. Este sabio, precisamente por mantener la honradez como punto de partida de su existencia, toda vertical, supo cargar su pobreza con dignidad, va a morir pobre,  sin manchas, sin ser salpicado por el fango donde se revolcaban los  diestros en los negocios turbios y saqueadores de los dineros públicos. Cecilio Acosta creyó siempre en el imperio de las leyes, de la educación y de la cultura como elementos claves en el ascenso de los pueblos hacia estadios superiores.

TIENE MUCHO QUE HACER EN LA VENEZUELA DE NUESTROS DÍAS

Cecilio Acosta estuvo siempre metido en las profundidades del saber y volando siempre en las alturas de la creación, mientras que sus  gratuitos enemigos,  se movían en fétidos escenarios  con mentalidad de quincalla. La visión de futuro que poseía Cecilio Acosta, lo llevó a plasmar en sus escritos los caminos que debía transitar la sociedad venezolana, entre ellos, el camino de la educación  para no caer en manos de los demagogos y asaltantes de caminos.  Una visión de lo que significó y significa  lo que Cecilio Acosta hizo por Venezuela,  la tenemos cuando  el historiador y escritor Manuel Alfredo Rodríguez, en el libro ya señalado, dice: “En la Venezuela de nuestros días Cecilio Acosta tiene mucho que hacer y mucho que enseñar. No es posible olvidar o dejar de lado a quien creyó en el trabajo, la utilidad de la enseñanza práctica y la capacidad renovadora de la juventud. No podemos ni debemos prescindir de quien fuera cultor de la belleza, maestro de hablistas y dechado de pulcritud.”

UNA VIDA LLENA DE VIRTUDES

La vida de Cecilio Acosta, llena de virtudes, la han analizado destacados estudiosos  de las letras nacionales e hispanoamericanas, encontrando en ella un claro ejemplo a seguir. Mientras los caciques, producto de las montoneras, se hacían seguir por  hechiceros, adivinos y encantadores de serpientes, Cecilio Acosta se encontraba rodeado de tratados que recogían la sabiduría universal, donde buceaba buscando todo lo que permitiera crear un cuerpo de doctrinas  donde  le indicaba  a la sociedad venezolana las vías a transitar y abrirse paso en la búsqueda del progreso mediante la apertura de escuelas, talleres, universidades, ediciones de libros y de periódicos, considerados por él como la universidad del pueblo.  Cecilio Acosta vivió 63 años, va a morir el 8 de julio de 1881, dedicando gran parte de ellos a regar brillantes conceptos sobre variados asuntos del quehacer social, político, económico, educativas, técnico, social, cultural, alcanzados por la humanidad para la época que le tocó presenciar.

LA ESCUELA Y EL PERIÓDICO  PEREGRINOS DE LA CIVILIZACIÓN

Cecilio Acosta, planteaba, en el marco de su doctrina educativa, lo siguiente: “La escuela y el periódico se dan la mano como dos amigos, y andan siempre tan juntos y son tan importantes en su influencia común, que parecen dos peregrinos de la civilización, o dos nubes que cuando se acercan es para dar la chispa fecundante del progreso. El periódico es el gran  motor social, y el depósito donde van a parar todos los productos  de la industria y del ingenio humano, que así es como circulan y son conocidos de todos…Una nación con periodismo extenso está llamada a ser poderosa, próspera y grande, porque alcanza dos cosas a  cual más importante:  una ciudadanía que por el conocimiento de sus deberes no es la amenaza de su gobierno y, en segundo lugar, un gobierno que se mantiene en los límites de la regularidad, porque no dejan traspasarla ciudadanos que conocen sus derechos”.

Iniciemos  desde este momento, cuando celebramos los primeros 199 años del nacimiento de Cecilio Acosta, quien regó sabiduría a lo largo de su existencia, la programación que deberá regir el próximo año, cuando celebraremos,  por todo lo alto el bicentenario de haber llegado al mundo, el hijo esclarecido de San Diego de los Altos y de Venezuela.

 Jesús María Sánchez. Los Teques. 310120117.

sanchezjesusmaria@hotmail.com

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