Estos guardianes perrunos gozan del cariño de la comunidad
Cuando una mascota se convierte en comunitaria no es por el hecho de que deambulen por las calles, al no tener una casa fija. Se trata más bien de aquellas que se hacen acreedoras del cuidado, cariño y respeto de toda una comunidad, tal como sucede con Marrón y Lobito, un par de perros mestizos que se han convertido en los consentidos de la comunidad José Manuel Álvarez, en Carrizal.
“Ellos patrullan a diario los callejones La Cruz y Principal, además de la plaza Bolívar desde las 5:00 am, son los consentidos. Muchos vecinos los alimentan y tratan con el respeto que merecen, al igual que lo hace el padre Vladimir y los taxistas. Cada noche pernotan en mi casa y salen tempranito cada mañana a hacer su recorrido”, expresó Sergio Hidalgo, cronista del municipio y protector del dúo dinámico.
Marrón, de mirada muy noble, tiene 6 años en edad perruna. Mientras que, Lobito, quien es mucho más serio, tiene unos 9 años, de acuerdo con los lugareños. Ambos crecieron en la comunidad, inicialmente bajo la tutela del dueño de un autolavado y una enfermera, respectivamente; quienes se mudaron hacia otro sector, pero los canes regresaron por cuenta propia a su “terruño”.
En un tono muy jocoso, pero cargado de la más absoluta verdad, Sergio narró que Lobito le sirve de “pronosticador” del tiempo porque cuando el perro decide no salir de la casa es porque seguramente va a llover, y en efecto así sucede.
Este simpático par, ha calado tanto en el sentir de los carrizaleños de este sector que sin falta cada tarde, a la hora de la merienda, son recibidos en la panadería de la comunidad con un par de pancitos dulces. Gracias a los operativos anuales de la Misión Nevado, ellos tienen al día toda su documentación en cuanto a vacunas y desparasitación, al tiempo que están legalmente registrados como mascotas comunitarias.
Fidelidad absoluta
Lisbeth Silva, vecina de la cuadra, indicó que Marrón y Lobito se entienden muy bien con los vecinos, pero sienten especial afecto por Sergio, a quien acompañan fielmente “para arriba y para abajo”. “Son mucho más agradecidos que un humano. Son súper celosos, respecto a otros perros, pero muy dados con la gente. A mí me acompañan mucho también, siempre andan juntos. Es importante que la gente entienda lo bonito que es querer y cuidar de los animalitos que andan por la calle, porque ellos lo retribuyen con el más genuino amor”, aseguró.