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Matamoros transmite optimismo y simpatía en cada fibra de su ser

antonio josé matamoros

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Para él, valorar al oyente es esencial

“A ese segmento de la población que muchas veces se siente un poco olvidado va todo mi respeto, cariño y agradecimiento”. Así lo expresó Antonio José Matamoros, un caballero que derrocha simpatía y profesionalismo por doquier; este tequeñito de pura cepa se ha convertido el locutor predilecto de los no tan chamos, es decir, los adultos de la tercera edad.

Matamoros está próximo a cumplir 43 años de impecable trayectoria, desde el 15 de febrero de 1974 se desempeña como profesional de la comunicación radial bajo el número de certificado 6.746. Señaló que sus estudios transcurrieron entre la Unidad Educativa Guaicaipuro, el colegio República del Paraguay y finalmente el liceo Francisco de Miranda, donde egresó como bachiller en 1969.

“Para ese entonces era un poco complicado ingresar a la universidad porque los cupos eran muy limitados ante la demanda existente, sin embargo me inscribí en la facultad de Ciencias de la UCV para estudiar Química pero no me resultó. Allí mismo aproveché de presentar el examen de locución, en 1974, siguiendo los consejos de unos amigos que elogiaban el timbre de mi voz”.

Recordó que cerca de su casa vivían dos reconocidos locutores de la época. Uno de ellos Juan Manuel Álvarez, fundador de Radio Continente; y Franklin Villasmil. “En una oportunidad Álvarez me dio un consejo de oro para que pudiera tener éxito en esta carrera, me dijo que había que leer mucho y si era en voz alta mejor todavía; tras toda la experiencia que he adquirido me doy cuenta de que él tenía toda la razón”.

“Anteriormente, para optar a ser locutor había que presentar dos pruebas: una teórica y la otra práctica, bastante fuertes porque ambas eran eliminatorias. Presentamos 120 aspirantes y solo calificamos 20, de los cuales 10 obtuvieron su certificación por vía de gracia, pues ya  trabajaban en televisión, como lo es el caso de Miguel Ángel Landa; los otros nos lo tuvimos que ganar a puro pulso”.

Con mucha picardía narró que con tan solo 18 añitos y su certificado de locución bajo el brazo emprendió muy contento la búsqueda de empleo en una de las emisoras más prestigiosas de nuestra ciudad para ese entonces, Radio Sensación.

“Cuando llegué a la estación, me topé con el director Seijas Núñez, quien sin ton ni son, como recién había obtenido mi certificado, me aconsejó que debía adquirir experiencia antes de aventurarme, y que probara suerte en las radios del interior del país”.

Tras unos cuantos meses le surgió la posibilidad de conocer al director del radio Valles del Tuy. Allí comenzó los fines de semana, explicó que primero le hicieron una prueba y posteriormente le dieron el chance, viajaba todo el tiempo desde aquí hasta Nuevo Circo y de ahí para Ocumare; aunque lo poco que ganaba lo dejaba en puro pasaje, estaba adquiriendo experiencia”.

Crecimiento imparable

Allí conoció al periodista Jesús Ángel Molero, que trabajaba en Radio Libertador y se lo llevó para allá, alternando horarios con su labor en el Tuy para así ganar más conocimientos en ese fascinante mundo que tanto lo había envuelto.

Más adelante entró en Radio Ideal, ubicada en Macuto; hasta que decidió retomar estudios universitarios en el ‘82, incursionó en horario nocturno en la UCAB en el área de Comunicación Social, pero debió desistir al poco tiempo por la falta de tiempo para trabajar y estudiar al mismo tiempo.

“Supe que en Radio Caracas Radio estaban en busca de personal, yo siempre oía esa emisora y me decía para mis adentros que trabajaría allí algún día; así que me postulé y tras una serie de eventos quedé. Para mí fue extraordinario porque estaba a la par de ‘la crema’ de los locutores que trabajaban en ese lugar”.

Transcurrido algún tiempo quiso venirse a trabajar en Los Teques y entró a Radio Sintonía, en San Antonio de los Altos; se mantuvo en esa emisora hasta que fue mudada a Caracas. Fue entonces cuando comenzó en Radio Metropolitana, donde permaneció por 15 años hasta que cerraron la estación y pasó a ser parte del equipo de trabajo de Radio Panamericana 90.7 FM, donde permanece desde hace ocho años.

Un sello incomparable

“Agradezco a Vidal Romero, la oportunidad que me ha brindado, disfruto muchísimo de la interacción con mis oyentes. Las numerosas llamadas, mensajes y manifestaciones de cariño de toda esa gente que día a día me escucha es lo más gratificante; sin contar que serles útil ante algún problema que estén viviendo en su comunidad y que llegue a feliz término es verdaderamente satisfactorio”.

Explicó con una gigantezca sonrisa, que disfruta también de las veces en que es reconocido en cualquier espacio de la ciudad por su inconfundible voz. “La gente me identifica y se me acerca siempre con mucho cariño deseándome múltiples bendiciones”.

“Para mí es importante darles el protagonismo que merecen en mi espacio, muchas veces con un toque de jocosidad, tanto a ellos como a mis anunciantes me debo por completo; mantener un balance en el que ambos estén satisfechos es mi mayor logro cada día, porque siento que no he arado en el mar”.

Sin duda alguna, y se pudo evidenciar durante la entrevista, sobran las razones para comprender porqué Matamoros se ha convertido en el consentido de los adultos mayores. Con su deslumbrante energía y buena vibra ha calado sin ningún problema en el gusto y preferencia de este difícil mercado.

“Muchas veces las personas de cierta edad se sienten desplazadas, por fortuna a través de mi labor les brindo apoyo, atención y afecto para que se sientan tomados en cuenta. Considero que uno debe transmitir alegría y optimismo, no se debe despreciar al oyente; me considero una persona sencilla, amigable y entusiasta. Si alguien de los que está comenzando me pidiera un consejo, yo le diría lo mismo que me expresó el gran Juan Manuel Álvarez una vez, ‘hay que leer mucho y en voz alta”.MS/lb/Foto: Alexander Offerman

 

 

 

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