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Médicos tequeños, superhéroes de bata blanca

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Felíz Día del Médico

Pueden durar más horas de pie que descansando y sus días son toda una misión. En una intervención o tratamiento, pueden convertirse en el superhéroe de alguien. Tal vez no tengan capa, pero sí una bata blanca, que es el traje habitual de los médicos para atender todas las emergencias que se les presenten.

Constantes llamadas en la madrugada o en días no laborales, jornadas de fines de semana y feriados ya forman parte de su cotidianidad; y muchas veces tienen que amarrar su corazón para no irse en llanto al ver tantas cosas en las salas de espera. Estos hombres y mujeres, que decidieron irse por el campo de la Medicina, celebran hoy su día con trabajo y dando lo mejor de sí.

Así lo expresó Vicente Guarino, traumatólogo y ortopedista con más de 30 años en la profesión, quien se graduó en 1985 en la Universidad Central de Venezuela. “Es una carrera de vocación, no es algo que tú te levantes un día de la cama y digas que quieres estudiar Medicina”.

“Trabajé 20 años en el hospital Victorino Santaella. Primero fui adjunto y llegué a jefe de servicio. Tuve algunos problemitas personales y no pude continuar, desde ese entonces me he dedicado a la medicina privada”. Resaltó que son muchas las gratificaciones. “Me siento feliz cuando un paciente se recupera o después de operado puede caminar”.

Al preguntarle sobre sus experiencias más significativas, respondió que no tiene una específica, sino que se aglomeran muchas anécdotas que marcan para toda la vida y que lo han hecho crecer como profesional y ser humano. “Así como ha habido cosas buenas, algunas veces no hemos podido lograr los objetivos. En esas situaciones hacemos hasta lo imposible por resolver, ya que el conformismo no puede estar en nuestro diccionario”

Resaltó que en la Medicina 2 más 2 no siempre son 4, a veces son 3 o 5. “Es decir, las intenciones pueden ser las mejores y las ganas de hacer un buen trabajo están ahí, pero los pacientes pueden reaccionar de manera diferente. Nosotros somos primordiales en las ciudades, sin distingo de credo, raza o posición política”. Entre los planes para festejar su día, tiene pensado un almuerzo con sus colegas. “Llevo tiempo que no veo a muchos y siempre es bueno reunirse y hablar tanto de lo laboral, como de cosas personales”.

“Nos debemos al paciente”

Henry Castro, cirujano general de la clínica Docente El Paso, relató que se graduó en el 2000 y terminó su especialización en 2007. Inicialmente, laboró en el sector público, en el Periférico de Catia y el José María Vargas de La Guaira. “Daba clases en la Universidad Rómulo Gallegos. La dedicación ha sido muy grande, eso me ha traído grandes satisfacciones. He atendido a muchos pacientes a lo largo de estos años y poco a poco te vas convirtiendo en el salvador de aquellos que tuvieron una enfermedad”.

Les hizo un llamado a sus futuros colegas: “Es una carrera muy humanística que requiere mucho sacrificio. Nosotros solo nos debemos al enfermo. Nuestro mayor orgullo y función es brindar la mejor atención, una buena propuesta diagnóstica y el tratamiento más eficaz”. “Se debe estudiar mucho para poder brindar una mejor asistencia y obtener resultados satisfactorios. Depende mucho de nosotros hacer una labor con mística, ética y dedicación”. Destacó el rol que cumplen dentro de la sociedad. “Todos nos enfermamos, por lo tanto, al tener a estos guerreros echándole pierna en un hospital, se puede garantizar y aumentar la expectativa de vida de la población”.

Entre risas, manifestó que se uniría a un brindis que hacen sus colegas desde hace años o iría a la pequeña reunión realizada por el Colegio de Médicos. Finalmente, felicitó a todos los médicos generales, residentes y especialistas que laboran en Los Teques./Adrián Rivero/Foto Edgar Jiménez

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