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Papa en Rumanía recordará represión soviética y visitará barrio gitano

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Periodistas de Avance

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El papa Francisco viaja del 31 de mayo al 2 de junio a Rumanía, donde recordará la dura persecución soviética con la beatificación de siete obispos de rito greco-católico encarcelados en los años 50, pero también será un viaje para dar un nuevo paso en el diálogo con los ortodoxos y de atención a los minorías con una visita a un barrio gitano.


Francisco realizará esta visita 20 años después de la que hizo Juan Pablo II, en el que fue el primer viaje de un pontífice a un país de mayoría ortodoxa.

El papa argentino, a pesar de que solo estará tres días y de la dificultad del transporte, ha querido visitar el santuario mariano de Sumuleu-Ciuc, un lugar de peregrinación desde mediados del siglo XVI y también la ciudad de Iasi y Blaj.

El portavoz del Vaticano, Alessandro Gisotti, explicó durante la presentación hoy del viaje que vuelve a estar presente el llamado “ecumenismo de sangre”, la unidad de todos los cristianos a través de las diferentes persecuciones que han atravesado.

Al final de la II Guerra Mundial (1945) en Rumanía vivían un millón y medio de católicos de rito oriental que sufrieron una dura persecución y cientos de sacerdotes greco-católicos fueron detenidos y asesinados en el intento de convencerles para que pasaran a la Iglesia ortodoxa.

Posteriormente el Gobierno comunista declaró ilegal a la Iglesia greco-católica y la disolvió y se confiscaron sus edificios y sus bienes, un tema que aún está pendiente en las relaciones entre el país y el Vaticano, pero que difícilmente tendrá cabida en los discursos del papa.

El pasado 19 de marzo, el papa reconoció el martirio que sufrieron siete de estos obispos, la mayoría arrestados el 28 de octubre de 1948 y fallecidos en la cárcel debido a las duras condiciones en las que vivían. Serán beatificados en el llamado Campo de la Libertad de Blaj.

Ese mismo día, el papa visitará el barrio de Barbu Lautaru, donde la población es de mayoría gitana y donde visitará la pequeña parroquia que acaba de ser inaugurada, en la que Francisco se reunirá a cerca 60 personas de esta etnia y escuchará los cantos de algunos niños.

El primer día del viaje, tras los encuentros con el presidente y las autoridades del país, estará dedicado al diálogo ecuménico con un encuentro con Sínodo Permanente de la Iglesia ortodoxa rumana y con el patriarca Daniel.

También rezará el Padre Nuestro en la nueva catedral ortodoxa – aún por terminar – al lado del patriarca, un gesto que es símbolo de las buenas relaciones que mantienen y de una iglesia ortodoxa más abierta respecto a la que encontró en Bulgaria que no quiso estar presente en las ceremonias religiosas con Francisco.

Por la tarde celebrará misa en la catedral católica de San José donde se espera que puedan asistir en la plaza adyacente unas 30.000 personas, en representación del 7 % de católicos del país (cerca de un millón y medio).

Relevante será la misa en el santuario de Sumuleu-Ciuc, sobre todo porque se esperan más de 110.000 personas, entre ellas los muchos húngaros que viven en Rumanía o que se acercarán para la ocasión.

El Vaticano ha confirmado que estará presente en la misa el presidente de Hungría, Janos Ader, pero no el primer ministro, Viktor Orban.

Por la tarde celebrará un encuentro mariano con la Juventud y con las Familias en la plaza frente al palacio de la Cultura en Iasi.

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