Este domingo también se festejó el 52° Arraial en honor a la Madre de Dios
En el Santuario de la Virgen de Fátima en Carrizal, estado Miranda, la fe reza en voz alta. Este 13 de mayo, decenas de peregrinos llegaron para celebrar los 108 años de la aparición de la Virgen en Cova da Iria, Portugal. Desde Punto Fijo y Carayaca, dos grandes grupos de devotos recorrieron largos caminos para postrarse ante la Madre de Dios en este lugar que se ha convertido en un punto de peregrinación nacional.
La misa especial, seguida del 52º arraial que se celebró este domingo, unió a portugueses y venezolanos en un día de devoción y alegría. María Solange Ferreira, una peregrina de Punto Fijo, Falcón, llegó junto a un grupo de 70 personas, provenientes de parroquias como San Nicolás de Bari, la Catedral de Punto Fijo y Nuestra Señora del Chiquinquirá.

“No hay palabras para describir lo que se siente estar aquí. Una compañera dijo que lo que le contaron no se compara con lo que vivió hoy. Es algo que no se explica, hay que vivirlo”. María Solange no es nueva en este santuario; en octubre de 2023 ya había peregrinado, pero la emoción sigue siendo abrumadora. “Cada vez que vengo, siento lo mismo o más. Los invito a que vengan, a que participen”, dijo a Avance.
El grupo de Punto Fijo no estaba solo. Desde Carayaca, La Guaira, otro grupo de peregrinos se unió a la celebración, demostrando que el Santuario de Fátima en Carrizal es mucho más que un templo: es un destino espiritual que atrae corazones de todo el país.
Un lugar para el mundo
“Ya es un santuario del mundo”, afirmó el cónsul honorario de Portugal en los Altos Mirandinos, Pedro Goncalves, quien, como creyente, agradeció a la Virgen por permitirle vivir esta tradición. “Cada 13 de mayo viene muchísima gente, es una peregrinación nacional. Le agradezco a la vida, a Dios, por estar aquí”, expresó.
La misa fue oficiada por el obispo de Puerto Cabello, padre José Antonio Da Conceição, un rostro querido por la comunidad de creyentes, junto al párroco Henry Rivero. Como antiguo párroco de esta iglesia, su regreso fue un reencuentro cálido. “Un saludo a mi comunidad de los Altos Mirandinos, que tanto me acompañó. Los llevo en el corazón”, dijo, mientras los fieles lo aplaudían con cariño.
Con humildad, Monseñor habló del santuario como una obra divina: “Esta iglesia la hizo la Virgen, me utilizó de instrumento. Yo solo soy un cincel en las manos de Dios”. Su mensaje recordó que la fe mueve montañas cuando se deja en manos de lo divino.
Comunidad unida
En los Altos Mirandinos, la comunidad portuguesa, que suma 31.000 personas, se unió a los venezolanos para rendir homenaje a la Virgen de Fátima. En toda Venezuela, medio millón de portugueses y sus descendientes mantienen viva esta devoción, y el santuario de Carrizal es su epicentro.

Tras la misa, el estacionamiento del santuario se llenó de vida con el 52º arraial, un espacio donde la música, la comida típica y las risas fortalecieron los lazos entre culturas. El alcalde de Carrizal, José “Chonchón” Morales, destacó la importancia de este evento que pone al municipio en el mapa como un lugar de unidad y espiritualidad.
Mientras los peregrinos, con rosarios en mano, dejaban ofrendas, entre ellas un cardón que trajeron especialmente para la Virgen, el santuario se colmaba de una energía única. María Solange, insistió en la magia de este lugar: “Es algo que no se describe, se vive”. Sus palabras resonaban con las de muchos que, tras horas de viaje, encontraron en Carrizal un refugio para el alma.

Al caer la tarde, el arraial seguía desarrollándose con la presentación de músicos nacionales e internacionales. Mientras los peregrinos no dejaban de percibir la emoción que representó para ellos estar allí, por lo que ya planean su próximo viaje con mayor cantidad de creyentes.