Las pasarelas peatonales que se instalaron como una solución para los usuarios en intersecciones conflictivas por al alto tráfico vehicular, se han convertido en la ciudad en infraestructuras deterioradas y abandonadas, que en muchos de los casos, tienen poco uso a pesar del riesgo que representa para las personas cruzar una vía de alto volumen de carros.
Mientras que en el tramo comprendido entre la avenida Pedro Russo Ferrer en Los Teques y la entrada al pueblo de San Antonio de los Altos, se contabilizan unas nueve pasarelas, de las cuales apenas dos son usadas y no para el fin que fueron concebidas.
Se trata de las estructuras metálicas ubicadas en los sectores Corralito y Montaña Alta, municipio Carrizal, las cuales lucen repletas de personas que esperan poder ingresar a los supermercados de la zona, situación que ha sido advertida por los comerciantes que temen que colapsen debido al peso fijo que tienen cada día.
“Se supone que eso es para transitar, no para soportar un peso fijo. Como la de Montaña Alta ya presenta un ligero hundimiento, efectivos de la guardia que buscan controlar a los compradores lo están ordenando para que se ubiquen en las escaleras y solo transiten por el pasillo cuando ya están por ingresar a la sucursal de la Central Madeirense”, explicó un trabajador de la cadena de supermercados que solicitó el anonimato.
El resto de las pasarelas no suelen ser usadas debido a causas vinculadas con su mal estado, las denuncias de atracos que tienen lugar a manos de indigentes que pernoctan en ellas, la basura acumulada y la flojera de las personas.
“En la bajada de El Tambor uno ve a la gente saltando la defensa vial y lanzándose a su riesgo a los carros”, denunció Martín Guerra, comerciante del Centro Comercial Vasconia, tramo que ha lucido congestionado por arrollamientos peatonales.
No hay cultura de usar pasarelas y como no hay sanciones la gente prefiere exponer su vida a subir unas cuantas escaleras que generalmente se encuentran en mal estado. Hasta a los efectivos policiales uno los ve cruzar por debajo de las pasarelas.
Un caso emblemático tuvo lugar durante el mes de junio en el kilómetro 21 de la carretera Panamericana, donde falleció una mujer de 42 tras ser arrollada a escasos metros de la pasarela de Corralito.
Otra evidencia de la falta de uso de estas estructuras se refleja en los ingresos que tienen lugar a la emergencia del Hospital Victorino Santaella (HVS).
“Los fines de semana son ingresadas, en promedio, hasta 10 personas arrolladas y paradójicamente la mayoría de estos hechos tiene lugar debajo de pasarelas o a escasos metros”, refirió Cándida Flores, enfermera, quien detalló que la mayoría de estos sucesos tienen lugar por la pasarela adyacente al barrio Brisas de Oriente.
Malas condiciones
Una inspección adelantada en el 2014 por Protección Civil (PC) Miranda en las 26 pasarelas ubicadas entre los kilómetros 7,7 y 41 de la carretera Panamericana arrojó que la mayoría presenta malas condiciones.
“Se revisaron las bases de sujeción, estribos, tablero, accesos, techo, barandas y los sistema de drenajes e iluminación, así como letreros publicitarios y de señalización ubicados en los puentes peatonales, al igual que el nivel de riesgo y vulnerabilidad que presentan para los usuarios que las abordan, mostrando en general de moderado a avanzado deterioro por proceso de oxidación”, concluyó el estudio, cuyas recomendaciones no han sido acatadas.
