“Me gano la vida igual que dos millones de venezolanos que han debido emigrar del país”, RR.

Las continuas declaraciones del ex ministro de petróleo venezolano Rafael Ramírez constituyen un vomitivo político. Reúne los ingredientes más repudiables que un hombre público pueda mostrar como son, la traición, la deslealtad, la mentira, el deshonor, la manipulación, el descaro y la desfachatez.

Aquí el único ladrón y traidor a la revolución bolivariana ha sido este señor, quien por fortuna fue desalojado de Pdvsa antes de que se la llevara para su casa. El maquiavélico plan que elaboraba con su banda de ladrones y testaferros fue detectado a tiempo, y no era otro que quedarse con la industria promoviendo y colocando piezas claves en la gerencia, para obtener el control absoluto. Su meta era constituirse en el zar petrolero, eterno e inamovible, para luego asaltar el poder en Miraflores.

¿Cómo se atreve a pontificar en nombre de Chávez condenando la política económica de Maduro, precisamente el hombre que destruyó Pdvsa, mermando su producción a niveles de desaparición?

Gran porcentaje de la crisis que estamos confrontando es culpa directa de su pésima administración, que convirtió la mejor empresa petrolera del mundo, en el puticlub personal de sus francachelas y ballets rosados.

Cuando Chávez rescató la industria para los venezolanos, arriesgando la vida, este señor en esa época no existía. A penas era un empleado de tercera línea. Aquello fue una victoria épica que el Comandante bautizó como “la conquista de la colina”.

Cuando este sujeto llegó a presidirla, pretendió clavar una bandera, peor que la privatización, para secuestrarla ad eternum. De manera que le queda grande pescuecear ahora, para aparecer en esa foto histórica.

Cuando Maduro lo mueve del cargo, no pudo soportar su salida. Juraba que era inamovible. Nunca ha sido un revolucionario. Un revolucionario no negocia con el imperio.

Que venga y enfrente la justicia o que devuelva todos los reales que se robó. No pierda el tiempo. Usted encabeza la lista junto a la ex fiscal Ortega y todos aquellos conspiradores que mecían la cuna del “chavismo sin Chávez”.

Estamos de acuerdo con usted, hay que remitirse a los resultados: “si tiene cola de perro, orejas de perro, cuatro patas y ladra, entonces, ¡es un perro!” Mejor auto retrato imposible.