La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quedó fuera del gobierno. Después de una maratónica sesión de más de 20 horas, el Senado decidió, con 55 votos a favor y 22 en contra, la suspensión de la mandataria por 180 días para que enfrente un juicio político por manipulación de las cuentas públicas. Será reemplazada interinamente por el vicepresidente Michel Temer, quien quedaría en el cargo de forma permanente si Rousseff es condenada por dos tercios de la Cámara alta en un proceso encabezado por el presidente del Supremo Tribunal Federal (STF).
El resultado de la histórica votación, la segunda vez que el Congreso de Brasil suspende a un presidente desde el impeachment de Fernando Collor de Mello en 1992, representó una derrota preocupante para el gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), que lleva 13 años en el poder, porque los senadores ya superaron el umbral de dos tercios (54) de los senadores que determinaría la destitución efectiva de la mandataria. Hasta ayer, políticos oficialistas todavía albergaban esperanzas de que un revés en esta primera etapa podría ser revertido al final del juicio, y la propia Rousseff prometió que luchará contra este “golpe parlamentario” para ser inocentada.
Con el alargamiento de la votación hasta primeras horas de esta mañana, no todos los senadores estuvieron presentes en la extenuante sesión, pero el destino de la ex guerrillera que se convirtió en la primera mujer presidenta de Brasil parecía sellado. En esta capital, los brasileños se despertaron con el estallido de fuegos artificiales de quienes aguantaron la larguísima sesión para festejar el desenlace.
Según el cronograma establecido ayer por el presidente del Senado, Renan Calheiros, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB, ex principal aliado del PT hasta que dos meses atrás se salió de la coalición), Rousseff deberá ser notificada esta misma mañana de la negativa decisión de la Cámara alta. El impeachment había sido elevado al Senado el 17 de abril, cuando la Cámara de Diputados aprobó abrumadoramente por solicitar el juicio político con 367 votos de los 513 legisladores.
El acto de notificación de la suspensión ocurriría alrededor de las 10 de la mañana en el Palacio del Planalto. Resignada a un fracaso, la presidenta ya había terminado de retirar ayer todas sus pertenencias mientras funcionarios del gobierno limpiaban sus cajones y destruían documentos en trituradoras de papeles para dificultar el aterrizaje de la administración de Temer, del PMDB, quien ha sido calificado de “traidor”, “conspirador” y “golpista” por la mandataria.
Después de varias idas y vueltas sobre cómo debería ser la salida de la presidenta del Palacio del Planalto, el gobierno, asesorado por el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva , padrino político de Rousseff, sugirió que salga por la puerta principal, como cualquier día normal, y desista de la idea original de descender la rampa del elegante edificio diseñador por Oscar Niemeyer, lo que daría una imagen de “despedida final”.
De todos modos, se espera que la presidenta salude allí a manifestantes que se acerquen a brindarle su apoyo antes de retirarse a la residencia oficial del Palacio da Alvorada, donde se montará el “búnker de la resistencia” mientras dure el juicio político, con un plazo máximo de seis meses. De acuerdo a los cálculos parlamentarios, la votación final del impeachment debería ocurrir en septiembre, antes de los comicios municipales en todo el país. Por lo pronto, Rousseff no representará a Brasil en la apertura de losJuegos Olímpicos de Río de Janeiro , que se inaugurarán el 5 de agosto. A primeras horas de la mañana, se aguardaba una reacción pública de la presidenta, quien ayer había grabado un mensaje en video a la nación, que sería distribuido por las redes sociales.
Por su parte, el equipo del vicepresidente Temer tenía previsto sólo dirigirse a los brasileños a través de un breve discurso esta tarde, ya en el Palacio del Planalto, cuando tome juramento a sus ministros.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/