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“Si ellas están bien yo lo estoy también”

Barbara

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Bárbara guapea cuando habla con su hija menor y la nieta por video llamadas

RAFAEL DÍAZ G

Bárbara Díaz de Pagés, zuliana de nacimiento pero tequeña de corazón, quien fuera la Primera Dama del municipio Guaicaipuro entre 1989-1992, licenciada en Administración, suma junto a Raúl Pagés, casi 50 años de feliz unión.

“Comenzamos nuestro noviazgo siendo unos adolescentes, él con 15 años y yo de 13. Luego decidimos casarnos y tuvimos tres hijas: Natacha, Nathalie y Nathalia, todas profesionales, una maestra, la segunda farmaceuta y la última abogada de la UCV”.

Desde su casa en El Barbecho, Bárbara nos cuenta como ha experimentado en carne propia esta diáspora que viven los venezolanos.

“La menor de mis hijas, Nathalia con mi apoyo decidió buscar un futuro mejor en otras latitudes. Y digo que fue con mi apoyo pese al dolor que esto me causa, porque entre los años 2016 y 2017, la situación en Venezuela estaba bien difícil, la gente no conseguía ni Harina Pan por la escasez, era muy poco lo que había para comer, fue como un punto de inflexión donde tampoco se conseguía trabajo y mi hermano José Ángel Díaz se fue para Perú con la esposa en un momento en el que aún, muchos no habían emigrado a esa nación.

Sostiene que aparentemente todo se veía más fácil, con oportunidades  y una familia los esperaba allá. “Recuerdo que eran esos tiempos de comer arepas de maíz pilado y mi hija menor ya estaba hasta enferma del estómago”.

“Estuvo en un bufete de abogados en Caracas pero lo que ganaba se le iba en los pasajes y luego estuvo en la Contraloría del estado Miranda, pero tampoco le resultaba ese salario de la administración pública, es que nada alcanzaba ni alcanza hoy en día”.

Su muchacha hizo un postgrado en el área laboral, “pero el país ha estado como estancado. Hasta que hubo un momento que lo pensé muy bien y aunque duele, porque duele mucho, le dije, ¡yo te apoyo para irte! Y así fue. Tras su viaje, esto ha sido  para mi como una tragedia existencial permanente”.

Sobre Nathalia dice que emigró para Colombia en autobús por un rumbo mejor. “Llegó a Bogotá y trabajó en tiendas de ropa y en un call center, sin embargo tras estar 4 años en el vecino país, planeó una mayor estabilidad en Europa y se fue para España, ella tiene sangre canaria por el lado paterno y actualmente con 31 años está radicada en Madrid, desde allá nos apoya, está pendiente de mis medicamentos que ya todos saben como están de costosos”.

La nieta se le fue también

Su nieta Aisshels Ascanio un día la sorprendió. “La hija de Natacha, la educadora, se casó y se me fue también. Como tampoco le alcanzaba el sueldo en San Antonio de los Altos, lo pensó, compró el pasaje y adiós. Yo no tuve ni el valor de ir a despedirla al aeropuerto”.

“Y allá estuvo en Valencia, España, cuidando niños, trabajando en restaurantes hasta altas horas de la madrugada y cuando se iba a su residencia se me iba a salir el corazón. Ya se encuentra estable en las Islas Canarias, está en una dulcería y tiene sus proyectos para echar para adelante. Con mucha fe en Dios a mis dos muchachas les va a ir bien”. Actualmente Aisshels tiene 24 años y ya tiene su cédula española.

Juntos pese a la distancia

Aunque los separan miles de kilómetros de distancia, hicieron el esfuerzo, “colocamos un mejor internet y todos los días hablamos con nuestras muchachas, en sus cumpleaños, y en las fechas especiales de la familia, pese al cambio de horario, hablamos con ellas, las sigo aconsejando y trato de tenerlas cercas, guapeando y hablamos por video llamadas, no es lo mismo pero se han ido por su bienestar”.

“Sueño con el reencuentro de las familias venezolanas, esta separación casi forzada no se la deseo a nadie. Espero muy pronto estar junto a ellas de nuevo”.

Añade: “Yo tengo 13 sobrinos y todos están afuera, siempre hicimos nuestras reuniones familiares en la casa, pero luego de sus partidas junto a varias tías que también están fuera del país ya no fue todo igual”.

“Actualmente los que seguimos en Los Teques nos mantenemos muy unidos y comparto con mi otro nieto, Anthony que juega béisbol y cada vez que puedo, aprendo sobre nuevas técnicas de manualidades y cocina, en esas áreas aprendo y me mantengo activa”.

Les aconseja a las otras madres que no dejen a sus hijos solos y que siempre estén en comunicación con ellos, “que pese a las dificultades y esta diáspora que vivimos nos volveremos a reencontrar, mucho valor y fortaleza mental para superar estas duras pruebas”. /rp

Tía y sobrina se reencontraron en Islas Canarias

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