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“Tengo que dejar un legado de unidad y de amor”

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Periodistas de Avance

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El pastor evangélico que se siente orgulloso de sus seis hijos

CARMEN TERÁN

Greigar Alexey Pekle Ustariz, ha sido pastor por 17 años y locutor de radio desde hace 12, Caraqueño de nacimiento, residente desde hace muchos años en Los Teques y comparte con Avance como a pesar de las dificultades y de tener una familia numerosa ha sabido sacarla adelante junto con su esposa a sus seis hijos.

“Tengo cinco varones y una hembra, pastoreo en la Iglesia Valles de Bendición, ubicada en la avenida Víctor Baptista en el Mercado de El Paso, mi apodo de locutor es El Tequeman. Tengo un programa radial en la emisora Plenitud 90.9 FM llamado Hasta los tequeteque, de lunes a viernes a partir de las 6:00 am hasta las 7:45 am”, explica.

Su  familia está conformada por su esposa Gladys, sus hijos de mayor a menor: Yoneiker, Isaac, Paola Rubén, William y Eliecer. Tiene un nieto de 4 años que se llama Emilio quien nació en Perú, pero ya está acá en Venezuela.

Confiesa que su experiencia como padre no ha sido fácil sobre todo de tantos niños, pero ha sido bastante interesante y enriquecedor. “Doy gracias a Dios que todos mis hijos varones me saludan con besos y abrazos. Todos los días antes de salir de la casa me piden la bendición y eso a mí me dice mucho”.

“Estoy tratando de hacer lo mejor posible, los he criado en el temor de Dios, bajo los preceptos de la Biblia, como buenos cristianos y que cada quien decida su camino cuando tenga la edad necesaria y la independencia, sobre todo independencia, porque mientras estén en mi casa están bajo mis leyes y normas”.

Actualmente cuatro de sus descendientes viven con él. Tiene una que está estudiando Contaduría, los más pequeños cursan estudios en la Escuela Técnica Industrial Roque Pinto, el mayor trabaja en una compañía importante en los Altos Mirandinos “y el otro es uno de los vendedores más famosos de Los Teques, vende donas en un carrito ambulante”.

Con mucho entusiasmo señala que le gusta tener una familia numerosa, “se siente chévere tenerlos a todos juntos, ese gentío en la casa, me encanta escuchar la algarabía, la bulla. Definitivamente me fascina”.

Con cierta picardía dice que como buenos varones “alfa” pelean entre ellos, pero siempre se están apoyando. “No tengo preferencia por ninguno, a todos los amo de manera horizontal, todos están sanos, gracias a Dios. Normalmente uno se inclina al que está enfermo, más débil, pero en este caso todos están sanos”.

Sobresalientes y responsables

Manifiesta que a todos se les ha brindado las mismas oportunidades de estudiar, “sobre todo en el tiempo de la crisis, donde no había ni para enviar los muchachos al colegio, fue un trabajo bastante fuerte que nos tocó hacer”.

Al momento de compartir o si se presenta alguna emergencia, todos como familia están allí al pie del cañón,” aunque ya los dos mayores tienen sus propias casas y son independientes no se desvinculan de nosotros”.

“Cada quien atiende sus obligaciones, pero siempre están pendiente, llaman por teléfono, me escriben, me traen al nieto. Los que conviven conmigo, se integran y comparten. Ha sido una gran bendición ver cómo mis hijos se compenetran tanto que son un equipo, además son buenos estudiantes y muy responsables”.

Cuando habla de su hija Paola se le iluminan los ojitos, dice que ella es la más sobresaliente en los estudios, de hecho, cuando se graduó de bachiller la primera opción que obtuvo para sacar una carrera universitaria fue la Universidad Central de Venezuela, pero se les hizo imposible aceptar que estudiara allá porque era el tiempo de las guarimbas y les dio miedo. Actualmente ella está cursando el último año de contaduría en la Unefa.

Un regalo de Dios

Solo los cuatro pequeños siguen sus pasos en la religión cristiana, “los otros dos mayores son temerosos de Dios, se mantienen como al margen; son cristianos, pero no tan practicantes como yo, porque ellos van a la iglesia por lo menos una vez al mes. Se ven incorporados, pero no son practicantes del Evangelio”.

Orgullosamente dice que la relación con su esposa es maravillosa, ella ha sido el regalo que Dios le dio para traerle paz, tranquilidad, “la amo con todo mi corazón, no tengo palabras cómo describir lo bueno que es ella para mí, que pareciera a veces que no soy merecedor de esa gran bendición que es mi esposa Gladys”.

Sostiene que ella es una mujer súper paciente, calmada, muy sabia y trabajadora, es una profesional universitaria que trabaja para el Ministerio de la Defensa y representa una bendición para la familia.

Sueño hecho realidad

Greigar, soñó siempre con tener una familia numerosa, pero que permanezca consolidada, porque la fuerza para lograr eso es la unidad. “Por ejemplo, si un integrante tiene algún problema, se unen todos y el problema se hace más chiquito”.

“Yo tengo que dejar un legado de unidad y de amor antes de partir de esta tierra, porque normalmente pasa que en la casa materna o paterna todos están unidos porque los papás están allí, y el día que ellos no estén todo el mundo se desmembra y nadie se vuelve a unir, yo no quiero eso, en mi familia prevalece la unión”.

Por último, quiso dejar un mensaje en ocasión de celebrarse este domingo 18 de junio el Día del Padre a esos hombres que luchan cada día por sacar a su familia adelante.

“La labor es incansable, la familia se alimenta de valores y amor, no de propiedades y posesiones, si ellos siguen trabajando con confianza, amor y tesón van a lograr tener familias exitosas, las crisis son momentáneas, pero la familia es eterna”

Agrega que cuando Dios tuvo el diseño de la familia “pensó en la unidad y nosotros tenemos que ser esa mezcla que pega los ladrillos, los une y los vuelve inseparables, que sigan adelante que el eterno los favorece”./rp

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