Periodismo de Soluciones

Una filántropa entrañable

DSC_9189

Publicidad

Por:
Por:

Karines Sabino

Comparte esta noticia

 

Virginia Contreras, lleva el altruismo y la caridad en sus venas. Es de esas personas que de manera desinteresada, vela por la felicidad de quienes la rodean. Es músico de profesión, emprendedora y profesora, con una larga trayectoria y experiencia en la formación holística y humanitaria, de los niños que representarán la nueva generación, esa que adherida a los principios y buenos valores será capaz de propiciar grandes cambios.

Nació en 1965 en el estado Táchira, pero desde el año 1984 reside en Los Teques y se ha encargado de rotular con su labor loable a cada una de las personas que instruye y a quienes toca a través de la palabra de Dios.

En la actualidad, se desempeña como profesora de Camviarte (Cambiar vidas a través del arte), una academia que fundó en el año 2010 con su esposo y el resto de su familia, donde da clases de guitarra, cuatro, teclado, canto y otras disciplinas, a niños desde los 4 años de edad.

A su vez, es pedagoga del Programa de Atención Hospitalaria del Sistema de Orquestas (PAH), que pretende ayudar a los infantes de distintas patologías a través del arte de los sonidos. Se encarga de estimularlos, enseñarlos y alegrarlos durante su estadía en cualquier recinto en los que operan.

Labora en el Hospital de Niños J.M. de los Ríos, Hospital Militar, y el Cardiológico Infantil, desde hace tres años. No obstante, previo a esto había estado vinculada a otro tipo de causas sociales.

“No ha habido nada complicado en mi labor como educadora, todo lo he hecho con mucho amor y dedicación. Apartando otras cosas que son técnicas. Trabajar en el hospital con los niños es algo muy bello”.

Vale la pena mencionar, que en varias oportunidades ha tenido que coexistir con la pérdida de sus pupilos, pero ha hallado la fortaleza en el todopoderoso y en su religión.“Necesito estar fuerte para poder darle un mensaje de aliento y de apoyo a los padres”.

Facultades sonoras

Para referirnos a ella en el espectro musical, hay que hacer un epígrafe con un recuento de todo lo que ha consolidado.

Desde que era una niña, sintió predilección por esta disciplina, llenaba cada rincón de su hogar con melodías que le apasionaban, pero fue de adulta que estudio en la Universidad Experimental de Las Artes (Unearte) y se graduó como interprete. Aunque, también toca cuatro, guitarra y teclado.

“En Unearte empecé en el 2010, porque de niña nunca tuve la educación pertinente, siempre cantaba y hacia mis actividades musicales, pero no lo había formalizado. Entonces después de que tuve un cierto recorrido, decidí abocarme a la universidad para poder tener una buena base y terminar de complementar lo que sabía”.

Por otra parte, desde el 2011 se encuentra preparando su álbum debut, que incluye 10 temas y está próximo a estrenar. Fue grabado en Caracas y está en su fase de masterización.

“Espero que con esas canciones la gente se identifique y pueda salir de cualquier situación, son una alabanza”.

Amor a la docencia

La vida la ha llevado a formar a quienes acuden a ella, y ese se ha convertido en uno de sus pilares para hacer de este mundo un lugar más ameno, habitable, justo y etéreo. “Para mí formar, representa dar ejemplo, capacitar, ayudar a alguien en un proceso que tenga, formarlo para bien. Me gusta inculcarles el respeto a los padres y el amor a Dios, porque el hombre sin él es un ser vacío”.

A lo largo de estos años, se ha vuelto más diestra y prodigiosa. Gracias a sus alumnos, que le han permitido aprender de ellos y sufrir una retroalimentación, que la hace crecer como profesional y como ser humano.

“Yo he aplicado y recibido lo que ellos me enseñan. Eso es valioso para mí, en la parte técnica y como humano. No me gusta ser autoritaria, sino aprender también”.

Revela que su fórmula para enseñar es mucho cariño, juegos y simular ser una niña de nuevo.

Reflejo de su ser

Cuenta que ama la inocencia de los niños, su deseo de aprender y la motivación que tienen, pues son un reflejo de lo que ella fue y lo que es ahora en su adultez.

“Todo niño es una sorpresa y veo en ellos un potencial. Además me veo reflejada en ellos, porque fui niña y siempre veo en cada uno de ellos una Virginia que a veces nadie vio y tenía la capacidad”.

Causas sociales

Desde tiempos remotos ha estado en los hospitales ayudando a quienes hacen vida en esos espacios, aunque de manera formal lo incluye en su rutina desde hace tres años.

También ha llevado la música a los barrios. “Teniendo la esperanza de que algún joven lo podremos rescatar de la droga, del alcohol o las malas juntas”. En Los Teques, ha ejecutado esas faenas en el sector de José Gregorio y El Nacional.

Asimismo, ha viajado a comunidades indígenas como los Warao oriundos del Delta el Orinoco. Donde ha aprendido de sus costumbres y los ha instruido.

También emprendió un periplo para Haití, donde les enseñó melodías y les entregó algunos donativos que necesitaban.“Para nosotros fue maravilloso compartir con los haitianos, porque son personas que tienen bastantes necesidades”.

Aceptación

Explica que sus acciones han sido bien recibidas de parte de las personas que trastoca con su talento, su filantropía y su carisma.

“Creo que mi legado es lo que yo pueda dejar a las personas, a los niños sobre todo. A ellos les encanta como les enseño, les gusta estar conmigo y me lo han retribuido con dibujos y afecto. Siempre están presente, ellos son muy agradecidos”./lb

Foto: Víctor Useche

 

YELINDI PÉREZ

“Trabajar por el otro no tiene precio”

Noticias relacionadas