Ray Rondón, el hijo del ganador del Pulitzer que brilló en nuestro diario
RONALD PEÑARANDA
Ray Rondón, fue uno de los primeros reporteros gráficos que tuvo Avance en sus inicios. En 1987, cuando él tenía 27 años, se sumó al equipo que conformó Rómulo Herrera en ese momento y entró por recomendación de María Emilia Guarino.
Se desempeñaba como fotógrafo del Departamento de Prensa de la Gobernación de Miranda, en los tiempos de Said Raydán. “Un buen día María Emilia me invitó a participar en el proyecto. Me sentí muy nervioso por el tamaño de la responsabilidad y más aún porque nunca había laborado en el área del diarismo”. No se desvinculó de la Gobernación, cumplía allá y en Avance. “Rómulo tenía ciertas consideraciones conmigo ya que mi trabajo oficial era hasta las tres de la tarde”.
“Transcurrían los días en el periódico y cada vez era mayor mi responsabilidad; me la pasaba calle arriba y abajo, detrás de policías, ambulancias o cualquier otro cuerpo de seguridad, pescando la noticia y cuando no estaba en la sala de teatro cubriendo la fuente de cultura. En un principio yo no tenía fuente fija, era todero”.
Ray es hijo de Héctor Rondón Lovera, ganador de los premios mundiales de fotografía, World Press Photo y Pulitzer, además del George Polk, en 1962 – 1963 y eso lo obligaba a hacer un doble esfuerzo para intentar igualar a su padre y tomarse de la mejor manera las comparaciones.
“Rómulo me recordaba a cada rato, tú eres nada más y nada menos que el hijo de un Pulitzer, así que asume la responsabilidad que eso requiere. Foto que no sirva te la rompo en la cara; eso no sirve, regresa a la pauta y tráeme de nuevo la información. No sé qué vas a hacer, pero tienes que parir las fotos con algún colega. Hazle honor a tu papá, Héctor Rondón Lovera”, rememora los regaños del jefe.
Este profesional trabajó en los tiempos de las cámaras de rollo. El laboratorio estaba en la mitad de lo que se conocía como el galpón la anterior sede de Avance.
En el espacio había una ampliadora y varias cubetas. “Una para el revelado del papel fotográfico, otra para la detención del revela- do, posteriormente la de fijado y un fregador que servía de lavado de foto y del revelado propio de la película
fotográfica”, explica. Había un corre corre cuando se acercaba la hora para entregar el material de las pautas del día a los respectivos periodistas. En los comienzos de Avance el laboratorio lo compartía con sus colegas Fernand Hernández, Agustín Aranguren, Ricardo Ibáñez, entre otros.
Cuenta que en un principio se trasladaban en un carro Fiat Supermirafiori blanco, una moto Vespa para cubrir las pautas, en algunas oportunidades en Administración les daba viáticos para la movilización.
Cuando se le preguntó sobre el sueldo que ganaba en aquellos días, respondió: “Con tantos ceros que le han quitado a la moneda venezolana no alcanzo a recordar cuanto me pagaban”.
Sobre los anécdotas que vivió durante todo el tiempo que formó parte del equipo de Avance, enfatiza: “Rómulo me botó de la empresa en varias oportunidades, no recuerdo el número exacto, muchas veces de manera injusta. Acuérdate de que la cabuya siempre revienta por el lado más delgado” (risas).
Pero aún así no le guarda rencor a Herrera. “Rómulo me apoyó infinidades de veces, me trató como a un hijo, como a un hermano. Me daba las mejores cámaras, lo más nuevo en ese ramo que traía del exterior”.
En cuanto a los momentos que lo marcaron dentro el ejercicio de sus funciones Ray apunta: Fueron muchos episodios, te puedo mencionar uno, que ocurrió en febrero del 89 durante los hechos del Sacudón, ví muchos cadáveres, hice fotos de rostros o de algunas partes en particular para su reconocimiento. Las gráficas se colocaban a la entrada del Victorino Santaella, donde centenares de personas acudían en búsqueda de su familiar”.
Otra experiencia lo vivió también a finales de los 80 cuando junto a su colega Tito Díaz cubría un enfrentamiento entre soldados del Ejército y vecinos de Pan de Azúcar. “Estuvimos muy cerca de la muerte; ráfagas de fal que salían desde ese barrio con dirección al puente El Tambor, de no ser por un teniente y otros funcionarios que tomaron a mi compañero y a mí persona y nos metieron dentro de una tanqueta. Palabras mas palabras menos, nos salvaron la vida”.
Retirado, pero al mismo tiempo pendiente
Desde 2020, Rondón está residenciado en el estado Trujillo, se fue en busca de otros horizontes. “Me vine porque nadie me daba empleo en la ciudad que me vio nacer y crecer”, asevera Ray quien se alegró muchísimo cuando lo contactamos vía WhatsApp para comunicarle que sería protagonista de esta edición especial.
“Tengo problemas con la señal. En el lugar donde estoy llega muy poco. Excelente, maravilloso, gracias Ronald por tenerme en cuenta”, señaló al responder la llamada.
Ahora tiene una parcela, donde siembra plátano, yuca, maíz, cacao, algo de café, “entre otros rubros con el objeto de cubrir mis necesidades alimenticias. Estoy a la espera de mi primera cosecha”.
Dice que nunca se olvida de Avance, “siempre los sigo por las redes sociales. Ronald, conozco de tu constancia y dedicación y estoy convencido que nuestro periódico quedó en buenas manos. Aunque con mucho respeto te pido que abras un espacio para la fuente de deportes que tanta falta hace. Agradecido por el honor que me hacen todos ustedes de formar parte del 36 aniversario”.