15/09/15.- El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, dijo que está seguro de que la presidenta Dilma Rousseff logrará terminar su mandato, que culmina en 2018. “La presidenta se está recuperando cada vez más y estoy seguro de que terminará su mandato”.

El vicepresidente causó malestar en Brasilia hace un par de semanas, cuando dijo a un grupo de empresarios contrarios al Gobierno que con los índices de aprobación que tiene hoy la presidenta, cercanos al ocho por ciento, sería difícil que “resista” los tres años y medio que restan de su mandato.

“Hoy, realmente, el índice de aprobación del Gobierno de Rousseff es muy bajo. Nadie va a resistir tres años y medio con ese índice bajo. Si continúa así, les digo, con siete, ocho por ciento de popularidad, de hecho, se pone difícil”, dijo Temer el 4 de septiembre.

Pese al revuelo que generó su afirmación, la Presidencia minimizó los dichos del vicepresidente, vertidos después de que éste abandonara la función de interlocutor entre el Congreso y el Ejecutivo que había asumido en abril a pedido de Rousseff.

La semana pasada fue un punto de inflexión en la crisis que afecta al segundo Gobierno de la política del Partido de los Trabajadores (PT). En lo económico, la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor’s le quitó al país el grado de inversión, lo que era uno de los mayores temores del equipo económico.

En lo político, legisladores opositores, y algunos del PMDB, crearon el Movimiento Parlamentario Pro-Impeachment, el cual ya tendría asegurados los votos necesarios para iniciar un juicio político contra la mandataria en el Plenario de la Cámara Baja en caso de que Eduardo Cunha, en calidad de presidente de Diputados, rechace la iniciativa.

El Gobierno anunciará más recortes de gastos e ingresos adicionales por 65.000 millones de reales (16.900 millones de dólares) para contener el déficit presupuestario del próximo año, dijeron dos fuentes oficiales.

Las medidas buscan superar un faltante de 30.000 millones de reales en el presupuesto 2016 que Rousseff envió al Congreso y elevar los ingresos para cumplir con la meta de un superávit presupuestario de 0,7 por ciento del PIB.