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Los secretos del “café-cero” del centro de Los Teques

foto cafecero los teques

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Maribel Sánchez

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Antonio Terán tiene casi cuatro décadas pateando calle

Atravesar los pasillos de las mini tiendas de La Hoyada o caminar por la avenida Francisco de Miranda sin escuchar un grito agudo que dice “ceeeero”, anunciando la llegada de unos de los vendedores de café más reconocidos de la zona, es casi imposible.

Desde muy tempranas horas de la mañana, Antonio Terán, oriundo del Zulia, pero tequeño por adopción hace un recorrido de punta a punta con sus tres termos repletos de aroma y sabor a rico café.

Lleva en esta actividad poco más de tres décadas, tras haberse cansado de trabajar para empresas privadas, en las que no le veía el queso a la tostada.

“Trabajé un tiempo con los de la Multilock, al mismo tiempo vendía cafecitos para rebuscarme. Hasta que caí en cuenta que ganaba lo mismo en ambos lugares durante el mismo tiempo invertido; en aquel tiempo eran Bs. 1500, así que decidí quedarme trabajando por mi cuenta, sin tanto estrés y siendo mi propio jefe”, relató mientras despachaba un guayoyito a una señora.

Al consultarle el motivo de su famoso grito “ceeeero”, dijo a Avance en plena avenida La Hoyada en Los Teques, que fue algo fortuito; ya que siempre se auto anunciaba en voz muy alta “café-cero” y la gente le decía en los distintos comercios “ya llegó ‘cero’, vamos por café”, y así se quedó.

Se levanta a las 3:00 m. cada día y que el cafecito siempre lo prepara él mismo, he allí su principal secreto para cautivar a los clientes, manteniendo la calidad a la que les acostumbró y lo tienen a él entre los preferidos del centro de la ciudad.

“Gracias a este oficio he sacado adelante a mi familia, mis hijos desde chiquitos salían de la escuela y se iban a hacer el recorrido conmigo para que supieran el verdadero valor que tiene ganarse el pan diario a punta de trabajo. Lo mío no es la envidia, ni la competencia, pienso que para todos hay chance y le aconsejo a las nuevas generaciones que le echen pichón, porque sí es posible surgir con empeño y dedicación”, aseguró.

De todo y para todos

De acuerdo a la temporada él vende café guayoyo, fuerte, con leche, marrón, así como guarapos de malojillo y de toronjil. El cariño, respeto y reconocimiento de muchos comerciantes formales, informales y la propia gente de a pie, representan para Antonio una excelente ganancia diaria.

“Recuerdo que al principio se me hacían ampollas en los pies, de tanto caminar por todas estas calles, ya después le agarré el hilo. Acostumbro a recorrer La Hoyada, Arvelo (Francisco de Miranda), Miquilén, Cabotaje y Bermúdez. Jamás dejo por fuera a nadie, siempre me administro para que alcance”, reveló.

Durante los diez minutos que duró la entrevista realizada por el equipo de este medio de comunicación, quedó clara evidencia de lo popular que es “Cero”, ante la cantidad de personas que a las 8:00 am se acercaban a saludarle con mucho afecto y tomarse el primer cafecito de la mañana.

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