Murió el Plan “A”. Una agonía de 24 horas. Sus progenitores intentaron salvarle la vida inútilmente. Se le hizo una vigilia el mejor estilo de la esperanza de vida. Rezos, cánticos, discursos, misa televisada, y mucho licor. Lamentablemente no pudieron darle los santos oleos. Mantienen la esperanza de resucitarlo con la venida del plan “B”. Los partes médicos de Miami concluyen que se ganó perdiendo. Es decir, se perdió una batalla más no la guerra. Anuncian que el apocalipsis está por llegar. Todos serán juzgados. Justos y pecadores. Un remake del evangelio escrito por periodistas de tercer mundo.
Entonces: ¿Hay que preguntarse quién perdió y quién ganó? Todavía nadie. El juego sigue empatado. Pero Guaidó, el delantero centro, luce prematuramente agotado. Se desgastó mucho corriendo en zigzag, desde el centro a la portería cucuteña y no pudo meter el gol esperado. Su continuidad en el juego depende del Técnico Trump, que sigue celosamente su estrategia. Tiene a todo el público con la mirada puesta en sus planes. Todos saben, incluido los dueños de su divisa (FMI; BID y BM) que en la liga donde juega, le falta enfrentarse a varios equipos fuertes, antes de ganar el trofeo. Sus refuerzos están cifrados en la venta de varios jugadores, entre ellos el guaireño, que representan entre 50 y 100 millones de dólares, para reforzar los ánimos dentro de su equipo.
Sin tomar en cuenta la liga árabe, que no ha resuelto su selección, al seleccionado norteño le toca por estricto orden de sorteo, India, Irán Rusia y China. Como es de hacer notar, la escalera es dura y nada fácil para llegar a cuartos de final. Por lo pronto se agotan las entradas y las quinielas, para la final de la copa. La misma estima celebrarse para mediados del último trimestre del año. Todo indica que será decidido por penaltis.
