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Carmen Díaz enamora a los niños con extraordinarios cuentos

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Asegura que son más inteligentes de lo que imaginamos

“Amo a los niños, han sido mis mejores maestros”. Así lo expresó Carmen Díaz, una encantadora mujer que ha dedicado su vida entera a la investigación, a la cultura y a explorar en los más pequeños de la casa todo el potencial que tienen para ser incluso más inteligentes que los propios adultos.

Criada desde muy niña en la ciudad del clima ideal, narró que siempre sintió mucha afinidad por las artes escénicas. Sus estudios transcurrieron entre el kinder de los Mejías, la unidad educativa Rodríguez López, la San José De Tarbes y el colegio María Auxiliadora, donde se graduó como bachiller.

“Durante mi hermosa etapa escolar fui Reina de la Alimentación y también de la Primavera, pero también bailé, canté, recité, actué y me involucré en todo el quehacer cultural; yo lo disfrutaba porque siento que lo llevo en la sangre”.

Más adelante se graduó como licenciada en Psicología de la UCV. Nos contó que ha tenido que irse en dos oportunidades de nuestra ciudad, pero por alguna razón ha tenido que regresar, lo que la lleva a pensar que tiene alguna misión que cumplir en Los Teques.

Señaló que en la Central hizo teatro de denuncia, “una vez que el gusanito de la creación se instala en tu ser es muy difícil dejarlo ir, para mí el arte es darle a los otros alimento para el espíritu y los sentimientos”.

Sensibilidad orientadora

Una vez que se graduó, comenzó a trabajar en un proyecto de investigación propuesto por el doctor Hernán Mendéz Castellano, pediatra preocupado por la situación del país para ese entonces, en el que la pobreza había llegado a un punto extremo y donde los niños eran las principales víctimas, y por ende su principal norte de trabajo.

“Conformamos un equipo interdisciplinario donde participamos psicólogos, antropólogos, médicos, sociólogos para hacer evaluaciones de los niños; esa experiencia me marcó y quedé enganchada al mundo de ellos para siempre”.

Recordó que durante su paso por el María Auxiliadora desarrolló enormemente su sentido de sensibilización, allí impartían catecismo a niños de distintas comunidades y realizaban labores sociales. “Estar en un estatus diferente y conocer la calidad de vida de los niños en estado pobreza me conmovió mucho y me motivó a abrir mi corazón aún más”.

Fue orientadora en colegios privados e impartió clases de psicología. Anteriormente cuando regresó de Mérida había hecho talleres de creatividad y expresión corporal así como de narración oral que le permitía trabajar sin estar atada a algún grupo, sino que podía desplegarse por plazas y parques.

Para 1985 trabajó en el antiguo INAM, hoy Sepinami, donde impulsó el teatro como herramienta terapéutica. Con ello descubrió el inmenso talento que tenían los jóvenes que estaban recluidos allí, “recuerdo que monté con ellos una pieza basada en sus experiencias de vida y la presentamos en un Festival en Parque Central, donde por cierto se ganaron un premio”.

La Matica de Cuentos

En 1986 creó en Los Teques junto a Carlos Fehr, Enrique Zabala y Ana Luisa Blanco el programa denominado “La Matica de Cuentos”.

“Nuestro primer trabajo fue muy artesanal. Allí realizábamos sesiones de narración oral a través de los cuentos en la comunidad de La Matica, hasta que nos trasladamos al parque Los Coquitos. Inició muy bonito porque hacíamos talleres vacacionales, sesiones de fábulas para involucrar a los niños en el maravilloso mundo de la lectura y la interpretación a través de la dramatización”.

Tras 30 años de historias, ese programa se ha convertido en un gran árbol que ha rendido importantes frutos y con ellos semillas que se han plantado y creciendo como nuevas “maticas” que se han enamorado de estas actividades.

Sin embargo, considera que queda mucho por hacer. Su intención es prolongar esta labor en las nuevas generaciones, para que sean capaces de perpetuar este arte en todos los niños que hoy crecen y los que están por venir. “No se trata solo de contar cuentos y ya, sino de promover la narración oral como arte escénico, así como también nuestra literatura y con ella el hábito de la lectura”.

Cautivando corazones

Cuando arrancaron en el Gustavo Knoop, acudían cada fin de semana y llegaban de una manera muy peculiar, con panderetas y trompetas que comenzaban a tocar desde que entraban al parque. Así captaban la atención de los pequeñines y los reunían en el anfiteatro natural donde les narraban y dramatizaban inolvidables historias como las de Tío Tigre y Tío Conejo.

“Han sido muchas las satisfacciones que he recibido con esta actividad, de hecho me fui a vivir un tiempo para Margarita y hasta allá llevé el programa resultando un maravilloso éxito”.

Carmen ha hecho radio, escrito columnas e interesantes artículos para diarios y revistas. Ha fusionado todos los aspectos que la envuelven como la investigación, cultura y amor por los niños, en una sola intención y con ese norte ha cosechado mucha felicidad para ella y para los demás.

Hoy día hace lo propio, desde 1995 que retomó La Matica de Cuentos, atrapando corazones en los rincones de nuestra ciudad. Desde hace algún tiempo contribuye a la labor que realizan en la Fundación “Chito” Aguilar y una vez por mes se instalan en la plaza Guaicaipuro para llevar toda su magia a nuestros niños.

Finalizó argumentando que es importante incentivar el arte desde muy temprana edad, a su juicio eso los lleva a tener una mejor autoestima. “A los niños se les subestima mucho, se ignora la capacidad de entendimiento que de verdad poseen, sus cinco primeros años de vida son fundamentales para sembrar en ellos lo que a futuro se cosechará”./Maribel Sánchez/

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