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Castas Wayúu adoptan Los Teques como segundo hogar

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Periodistas de Avance

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GLORIMAR FERNÁNDEZ

Una familia aventurera fundó la comunidad Vista Hermosa hace 30 años

Los Teques sigue dando para todo. El clima privilegiado y la gente que no abandona sus raíces están aquí, como siempre. Y son precisamente estas dos características lo que sostienen las creencias de varias castas de la etnia Wayúu que hace 30 años escogieron esta tierra para vivir y crecer.

Este 12 de Octubre quisieron mostrar su sistema de vida para enviar un mensaje de optimismo y esperanza. Hace tres décadas la casta Espiayú aventuró salir de Sinamaica (ZUL) para probar suerte en una ciudad que les fue mencionada en ese entonces. Le describieron un pueblo que se parecía a Caracas pero más pequeño, donde hacía mucho frío y habían todas las oportunidades del mundo para un nuevo comienzo.

Al instalarse en el sector Vista Hermosa de Los Lagos, fundaron un cable directo entre la capital mirandina y la tierra de sus ancestros. Desde ese entonces, reciben con los brazos abiertos a sus paisanos, especialmente en los últimos años debido a las precarias condiciones económicas.

Los rasgos goajiros los mantienen los mayores pero en niños y jóvenes se nota el resultado de la mezcla con criollos. “La tradición dice que sólo podemos emparentarnos con otras castas wayuu, pero el cambio radical que dimos a nuestras vidas al mudarnos para acá hicieron que adoptáramos otras culturas sin dejar atrás nuestras raíces”, contó Ana Rojas, de la casta Espiayú.

Sin perder el empuje

En la comunidad hay obreros, estudiantes universitarios, profesionales, empleados públicos, agricultores. Se sienten satisfechos de seguir aquí al recordar las condiciones en las que vivían: en una zona desértica donde debían sacar agua de un pozo, sin electricidad y muy lejos de cualquier tipo de desarrollo. Hoy en día son agradecidos por poseer los servicios básicos y especialmente por las oportunidades educativas que tienen sus descendientes.

Ellos no saben cómo describir los actuales problemas económicos, porque dicen sentirse bendecidos con lo que tienen, dicen que avanzaron y continúan progresando. Además, su sistema de creencia los impulsa a ayudarse y a buscar siempre las mejoras para todos por igual.

Wilmer Polanco, también de la casta Espiayú, dijo que cuando hay un problema que afecta a alguien de la familia, se sientan a buscar la solución y no terminan la reunión hasta conseguirla.

Lo que más le preocupa de este lado del país es la violencia, por lo que educan a sus hijos con base a sus principios. Dicen que sus tradiciones y creencias no permitirán que se pierdan los valores.

El Día de la Resistencia Indígena fue para ellos un recordatorio de quiénes son y de su propósito. Tal y como lo dijo Wilmer: protegernos, no dejar que nos pisoteen por ser indígenas, aprender cuanto oficio podamos, mejorar las condiciones de nuestras casas y comunidad, mantener vivo nuestro legado y hacer que la familia crezca./Foto Antonio González

  El mestizaje se ve en los rostros de los más pequeños

 

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