Los gritos de “¡Libertad!” han resonado por las calles y plazas de Italia y Francia, donde miles de personas mostraron su oposición a los planes de exigir certificados de vacunación para actividades sociales corrientes como cenar en espacios cerrados en restaurantes, visitar museos o acudir a estadios deportivos.
Los líderes de los dos países ven los certificados, conocidos como “Pase Verde” en Italia y “pase de salud” en Francia, como necesarios para impulsar la tasa de vacunación y convencer a los indecisos.
El primer ministro italiano, Mario Draghi, comparó el mensaje antivacunas de algunos líderes políticos con “una llamada a morir”.
El anuncio del inminente requisito ha funcionado y las solicitudes de vacunación se han disparado en los dos países.