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Cory se deja atrapar por la madre tierra

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Trabaja incansablemente por un ambiente sano

“Mis padres me inculcaron el amor por la tierra”. Así lo expresó Cory Zambrano, tras consultarle acerca del origen de sus actividades ambientales; prosiguió relatando, “ambos se dedicaban a la agricultura. Mi mamá es de Barquisimeto, de acuerdo a sus costumbres nos enseñó a sembrar, así como a conversar con animales y plantas, en aras de preservar y respetar a la naturaleza”.

Gracias a esa semillita que sembraron en su mente y en su corazón, Cory ha hecho de ese aprendizaje un estilo de vida que ha venido transmitiendo a sus hijos, nietos y a la comunidad en general a través de su lucha y la ha convertido en una reconocida ecologista de los Altos Mirandinos.

Nació en Caracas, cuando tenía siete años de edad sus papás se la trajeron junto a sus seis hermanos a probar suerte en estas tierras, así que se radicaron en San Pedro de los Altos. “Nos premiaban la labor de la semana con un paseo dominical al hermoso río cercano a nuestra casa o nos llevaban al parque Los Coquitos a disfrutar de su hermoso paisaje, eso era la gloria para nosotros”.

Evocó con una visible nostalgia lo hermoso que eran aquellos lugares, “sus aguas eran verdaderamente cristalinas, la gente compartía, todo estaba muy limpio y así lo mantenían porque existían valores que imperaban por sobre cualquier cosa”.

Desde hace 31 años trabaja incansablemente por salvaguardarla la esencia de nuestro preciado pulmón vegetal, el parque Gustavo Knoop. “Recién casada me mudé a La Matica, cada domingo después de hacer mercado nos íbamos a comer helados a ese bellísimo parque donde la fresca vegetación y las transparentes aguas del manantial ofrecían un fascinante espectáculo a los visitantes”.

Una vez que nació su primer hijo, acudía con mayor frecuencia al lugar, aun estando él de meses ella lo conectaba con lo maravilloso de la naturaleza, para que pudiera sentir el contacto con la grama y el aire puro; ya que en el apartamento donde vivía no podría sentir esa magia. “En ese edificio no existían árboles y eso me preocupaba mucho, estaba rodeada de puro cemento”.

El inicio de una lucha

Para ese entonces, un grupo voluntario de scouts se hizo cargo del parque y Cory se unió a su labor de propagar la preservación de un ambiente verde. En nuestra ciudad se dedicaron a cuidar los cultivos de café y plantas medicinales que crecían en el emblemático Parque “Los Coquitos”.

Nos contó que existía un pocito de agua limpia en el cual la gente arrojaba monedas al tiempo que le pedían deseos. No faltaban en el lugar los amables, tiernos y sabios abuelos que siempre tenían innumerables anécdotas que ofrecer a grandes y chicos; así como las aves que se posaban en las áreas comunes del parque y con las que más de uno disfrutaba al verlas.

“Ser testigo de cómo se ha ido deteriorando todo eso ha sido muy triste, por ello he procurado luchar para que no lo descuiden. La comunicación que existe entre el espíritu y la naturaleza siempre me ha elevado, hoy me indigna ver como destruimos todo, poniéndole concreto a lo que se atraviese sin respetar el ecosistema”.

Tierra de gracia

Los Teques, es a su juicio un lugar maravilloso y pese a que ha perdido su esencia de pueblo y que ha sido tan atropellada aún nos bendice con su maravillosa neblina. “La población ha aumentado demasiado, con tan solo defender la naturaleza podríamos ostentar a una mejor calidad de vida ante todo este crecimiento y descuido”.

La labor que esta admirable mujer ha venido realizando junto a otros grandes ambientalistas como Félix Rangel y Nemesio Bechara, en la que han estado siempre al pendiente de hacer jornadas de arborización y limpieza, ha sido por autogestión. “Cuando comenzamos muchos nos tildaban de locos o hippies, decían que estábamos en otro mundo por el simple hecho de querer contribuir con el ambiente, pero nosotros seguimos adelante y nos fue muy bien”.

Han realizado varias caminatas en distintas quebradas de la localidad, así como también plantearon un proyecto para realizar un banco de semillas, pero lamentablemente no se materializó; no obstante han sido varios los logros que se han apuntado, como el rescate del parque Los Coquitos y la construcción de un cercado perimetral para el mismo.

Sembrando futuro

Al consultarle acerca de lo que se viene en materia ambiental, tomando en cuenta el acelerado crecimiento de los urbanismos y espacios comerciales, aseguró que no es mucho lo que se puede hacer sino se crean organismos que de verdad regulen las conductas destructivas del ambiente. “Yo creo que esa es la mayor lucha, nos estamos quitando vida al permitir que invadan esos espacios naturales que tanto necesitamos, somos 50% responsables de lo que sucede así que tenemos que entrar en razón”.

El proyecto que permanentemente tiene en marcha es el de generar conciencia, a través de movilizaciones y campañas que permitan que la gente entienda que necesitamos un ambiente sano, que deben cuidarlo y quererlo porque nuestra vida depende de ello; así como también educar a las nuevas generaciones en función de esta premisa que permitirá perpetuar ese disfrute de lo que hoy fraguamos. “Aunque nadie es indispensable, todos somos necesarios porque somos los que estamos los que vamos a construir una mejor sociedad”.

Tuvo la oportunidad de visitar Canaima, y se percató de que los indígenas que allí habitan tienen una excelente calidad de vida porque se nutren de lo que la tierra les proporciona. “Tenemos que crear una campaña de rescate de nuestras tradiciones y creencias, por ejemplo en el tema de las plantas alimenticias y las medicinales. Que por convicción recobremos esa esencia de lo natural, casarnos de nuevo con la naturaleza y nutrirnos de ella al mismo tiempo que ella se beneficie de nuestros cuidados y respeto”./Maribel Sánchez/

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