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El esperado ‘efecto llamada’ del Apple Watch

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Desde que comenzaron a circular los rumores del Apple Watch han ido apareciendo toda clase de relojes inteligentes, pero nadie ha logrado aún popularizarlos

La Apple que presentó el iPhone en 2007 era muy diferente de la que lanza en 2015 su reloj inteligente. Una de las cosas que ha cambiado es que sus competidores parecen querer impedir a toda costa que tome la delantera al lanzar una nueva gama de productos. Por eso desde que comenzaron a circular hace un par de años los rumores de que estaba desarrollando el Apple Watch han ido apareciendo toda clase de relojes inteligentes. Pero no es ningún secreto que nadie ha logrado aún popularizarlos.

La empresa que más ha peleado por encontrar su propio camino en este terreno ha sido paradójicamente una que de momento no ha lanzado ningún reloj: Google. Hace un año presentaron Android Wear, la versión para relojes de su popular sistema operativo. Se adelantaron incluso al anuncio oficial que realizó Tim Cook del Apple Watch.

En un dispositivo como un reloj el diseño y el logo de cada modelo son aspectos más importantes que el sistema operativo o las especificaciones técnicas del producto. Pero, el software y elhardware son clave para que la experiencia de uso en estos dispositivos resulte atractiva o frustrante.

Los dos grandes inconvenientes de la mayoría de relojes inteligentes, incluido el de Apple, son la autonomía de la batería, más limitada incluso que las de los móviles, y la pobre experiencia que ofrecen si no van sincronizados a un teléfono. En algunos casos, como el del Apple Watch o ciertos modelos de Samsung, solo es posible sincronizarlos con móviles de la misma marca.

Solo los relojes de la startup Pebble ofrecen una solución a ambos problemas. Pues evitan que tengamos que cargar a diario las baterías. Para ello usan una pantalla que consume menos sacrificando bastante el nivel de resolución del texto y las imágenes. También cuentan con la ventaja de poder sincronizarse con teléfonos Android o con un iPhone. Pues existen tiendas de aplicaciones en ambas plataformas para añadir al reloj las miles que se han desarrollado para él.

Otra característica del Pebble es que su pantalla no es táctil. La interacción se produce mediante el micrófono y a través de cuatro botones. Sus principales carencias son que la red de distribución comercial no es comparable a la de otros fabricantes. En España solo se pueden comprar a través de Internet y algunos usuarios se han quejado de recargos por impuestos de aduanas al recibirlos en casa. Otra cosa que algunos echarán en falta es poder ver fotos en su pantalla.

Aunque nada de eso parece ser un gran problema para los que han comprado el millón de pebbles que se han vendido hasta la fecha. Una cifra que no está nada mal teniendo en cuenta que este aparato surgió con un sistema de venta por mecenazgo, una fórmula que por cierto siguen empleando.

Ya llevan casi 18 millones de dólares recaudados en Kickstarter para su nuevo producto: un Pebble que parece más un reloj en vez de ungadget y que contará con pantalla de tinta electrónica en color. Con ella afirman que lograrán un máximo de 7 días de autonomía. Sus cifras de ventas se explican en gran medida por sus atractivos precios. El nuevo modelo costará 199 dólares, 169 si se adquiere a través de Kickstarter.

Samsung y Sony son las dos empresas que llevan una trayectoria más intensa en lo que respecta la producción de relojes inteligentes. Sobre todo la japonesa, que fue la primera gran marca en lanzar uno de estos dispositivos en 2012. El Sony Smartwatch 3 juega a su favor con que dispone de un GPS que permite salir sin el teléfono a la calle. Algo que muchos valorarán positivamente a la hora de hacer deporte sin tener que cargar con el móvil. Utiliza como sistema operativo Android Wear y su precio oficial es de 229 euros.

Mucho más extraña es la última apuesta de Samsung en este terreno. Su modelo Gear S es un reloj de grandes dimensiones y una batería en consonancia. Pues tiene una autonomía de dos días, al menos si lo usamos con moderación. Entre sus peculiaridades está que usa el sistema operativo Tizen en lugar de Android. Este permite cosas tan peculiares como mostrar un teclado en su pantalla. Evidentemente, no es buena idea redactar mensajes demasiado largos en una superficie tan diminuta.

Su principal virtud es que es el único reloj que hoy por hoy permite usar una tarjeta SIM. Algo que hace que sea independiente de un teléfono para hacer cosas como hablar por teléfono o mandar mensajes. Eso sí, para cargar nuevas aplicaciones resulta imprescindible usar alguno de los teléfonos de la empresa que son compatibles con él. Una limitación bastante extraña con la que Samsung parece querer parecerse a Apple. El precio oficial de este reloj es de 399 euros.

Dos relojes basados en Android Wear que comparten un diseño esférico en lugar del típico diseño cuadrado, son el Moto 360 de Motorola y el LG G Watch Urbane. Ambos dispositivos cuentan con un diseño similar, aunque el segundo dispone de un hardware algo más avanzado, se han utilizado mejores materiales en su construcción y cuenta con una pantalla que permite mostrar permanentemente la hora en un modo de bajo consumo. El Motorola cuesta 249 euros. Se espera que el LG G Watch Urbane tenga un coste superior cuando se comercialice en España, pues el objetivo de la empresa surcoreana parece ser plantar cara directamente al Apple Watch.

Ahora toca ver cuantos relojes logrará Apple vender. No es descabellado pensar que incluso sus competidores pueden estar a la espera que el dispositivo arrase. Pues si algo así sucede será la mejor forma de que esta clase de relojes se popularice. Del éxito de Apple previsiblemente se beneficiarían sobre todo los que vendan productos más económicos, pues casi nadie duda de que Apple nuevamente reinará en la parte alta de la montaña.

Fuente: El País

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