En Venezuela hay talento, solo hay que apoyarlo
Anelim González
Este año el mundo entero se vio afectado por la aparición y expansión de un nuevo virus, el Covid-19, obligándonos a mantener una cuarentena para evitar el contagio. Esto llevó a muchos negocios a cerrar sus puertas, cambiar de rubro o a publicitarse por medio de las redes y ofrecer delivery. En distintas empresas comenzó a usarse el teletrabajo y así intentar mantenerlas durante el confinamiento.
La llegada del virus y el decreto de cuarentena, ocasionó una parálisis en la economía, y en casos extremos, el desempleo.
A raíz de ello, en nuestro país, los habitantes y, en especial, aquellos que viven del día a día, comenzaron a buscar otras alternativas de empleo para generar ingresos, explotando su creatividad, talento y habilidades, alentándose a sí mismos para abrir sus propios negocios durante la cuarentena.
Panes y postres para endulzar nuestros días
Zurama Lares es profesora de cocina, especializada en panadería y pastelería. Ella laboraba en una escuela de cocina en la ciudad de Caracas, pero por el inicio de la cuarentena y la suspensión de clases presenciales, no pudo continuar impartiendo sus clases.
Tras días de confinamiento en su hogar pensando en una nueva forma de generar ingresos, tomó la decisión de utilizar sus conocimientos culinarios y comenzar a vender en su residencia a los vecinos, publicitándose por Whatsapp.
A medida que el negocio prosperaba y los pedidos aumentaron, dio el siguiente paso en su negocio, elaborar galletas y postres. El pan salado se ubica en los Bs.90.000, un paquete de galletas de 10 unidades en 1$ o al cambio y un pie de limón, de acuerdo al tamaño, en 1 y 2 dólares.
Ya para este momento y con la popularidad que había tomado el delivery, comenzó a hacer las entregas por toda su urbanización, en la Simón Bolívar en la ciudad de Los Teques. Indicó que: “Comencé entregando en la Planta Baja de mi edificio y, poco a poco, a medida que se puso de moda el delivery, empecé a hacerle envíos a las personas dentro de la urbanización”.
Para ella fue una excelente forma de darse a conocer. Es una inversión y un negocio que no estaba en sus planes pero que la cuarentena le brindó como una oportunidad.
Una rica comida alegra a cualquiera
Los jóvenes ven como un emprendimiento seguro la venta de alimentos, fue el caso de Adrián Mejías, quien, en conjunto con varios amigos, comenzaron un negocio de venta de hamburguesas.
Invirtieron en la materia prima (panes, carnes, salsas, papas y demás) y, por medio de sus redes sociales se publicitaron por toda la ciudad de Los Teques. Ofreciendo el servicio delivery de 1:00 pm a 10:00 pm.
Adrián comenta que la idea original del emprendimiento fue de sus padres pero que él, junto a su hermano, decidieron materializarla. Sus precios van desde los Bs.270.000 o 1$ y 5$, además de ofrecer ciertos combos.
En la costura y confección se ve una gran oportunidad
Andreyna Nieto es una estudiante de Idiomas Modernos y para ayudar a su familia económicamente durante la cuarentena, empezó un emprendimiento de costura.
Primero creaba algunos gorros y peluches, sin embargo, esto no era suficiente, es por ello que empezó a hacer tapabocas.
Ella expresa que: “Desde joven me gusta coser y vi en esta cuarentena una oportunidad. Todos buscan tapabocas y, mayormente, los adolescentes les gusta verse bien. Tratan de comprar tapabocas con estampados o algún diseño. Aproveché mis conocimientos de costura para darle a los jóvenes lo que querían”.
Al inicio del negocio solo los vendía en su comunidad en San Pedro de los Altos. Las redes sociales fueron una excelente herramienta para publicitarse, comenzando a llegar pedidos por toda la ciudad de Los Teques. Cada tapaboca se ubica en los Bs.100.000.
De igual forma, Magaly Matamoros costurera de toda la vida, se hizo conocer con la cuarentena. Antes de comenzar la cuarentena, ella contaba con clientes fijos, no obstante, al decretarse el confinamiento en el país, los clientes dejaron de comprar. Como alternativa empezó a hacer tapabocas, logrando vender hasta 700 en un día.
Al pasar los meses de cuarentena, más personas conocieron su trabajo, encargando otras prendas. Las personas llegan con las telas para la confección de la ropa. Sus precios van de un vestido de novia sencillo en 30$, un vestido casual entre 10$ y 15$, blusas entre 5$ y 6$ y jeans en 6$.
La ropa tejida como negocio
Victoria Muro es una joven emprendedora, que tiene un emprendimiento de confección de prendas de vestir tejidas.
Comenzó su emprendimiento junto a su madre, ambas contaban con los conocimientos del tejido desde hace varios años, pero en esta contingencia, lograron popularizar aún más su negocio. A través de su cuenta de Instagram Jeviluccrochet, empezaron a promocionarse, trabajando por encargo y haciendo delivery en la ciudad de Caracas.
Indicó que: “Nos gustaría que nuestra marca llegará a más personas en todo el país. Pienso que todo el mundo te puede enseñar algo, solo necesitas prestar atención”.
Los precios de su trabajo son de bralettes en 4$ y 5$, los tops desde 7$, trajes de baño desde 10$ y conjuntos desde $16. Su trabajo ha ido en aumento desde el inicio de la pandemia, dándole la oportunidad de aprovechar su talento y generar ingresos en su casa.