”Lagartijo” vivió momentos de gloria dentro y fuera de nuestras fronteras
“Mi familia era aficionada a las corridas de toro, tres de mis hermanos mayores se dedicaban a ese arte y a mí me gustaba mucho porque desde los cuatro años me llevaban a las plazas. Mi mamá se oponía a que yo también incursionara en eso, pero era algo más fuerte que yo, así que a los 11 años de edad dí mis primeros pasos como becerrista”. Este testimonio pertenece a Leopoldo Olivares, un tequeño de oro que brindó grandes satisfacciones a su tierra natal dentro y fuera de las fronteras venezolanas.
Explicó que se formó como autodidacta, que disfrutaba de la lectura y de todo el universo que ella le abría. Sus estudios transcurrieron entre las escuelas Guaicaipuro y República del Paraguay, para luego estudiar en el liceo Miranda. Todo ello hasta que se entregó por completo a las plazas de toros, se inició en una que quedaba justamente en La Macarena, por la Panamericana.
Colmado de mucha alegría, pero también con algo de nostalgia nos comentó de su fructífera trayectoria como uno de los mejores toreros de nuestro país. “El Nuevo Circo de Caracas es un espacio muy significativo para mí, por lo que representó en aquellos momentos de gloria, allí fue mi primer debut como profesional en 1968 a los 18 años”.
Prosiguió relatando, “tuve presentaciones en el Monumental de Valencia y en la Maestranza de Maracay; además sin ánimos de sonar jactancioso fui un ídolo taurino en Los Teques por los años 70’s, en los que lograba llenos totales de hasta 10 mil personas”.
“Lagartijo” como cariñosamente le llamaban en el mundo del espectáculo recordó, con mucho agrado, aquella época en que las corridas de toro representaban un boom. “Estuve activo hasta finales de los 80’s, ser torero era importante y especial, tuve la dicha de presentarme en múltiples oportunidades en España, México, Francia, Perú. Aunque estoy retirado por mi edad, la afinidad que siento por este arte sigue intacta, haber cumplido esa misión y ser orgullo de mi tierra es una gran satisfacción”.
Manifestó que la dinastía torera de su familia pasó a complementarse con la llegada al mundo de su hijo Sandy, reconocido artista en el mundo de la farándula, que también lleva en la vena una chispa por la pasión taurina y que ejecuta también excelentes corridas. Cinco hijos más y un nieto completaron su casta.
Su otra faceta
“Mi primera actividad fue ser torero, pero eso me llevó más adelante al mundo de la fotografía porque de tanto ver maravillosas gráficas taurinas me enamoré también de ese quehacer que inicié por hobby y que lo convertí, mucho tiempo después, en una profesión, cuando incursioné en el periodismo gráfico”.
Refirió que a la par de su labor como novillero en Madrid, cuando tenía momentos libres se dedicaba a visitar los museos de artes plásticas y a capacitarse en talleres de fotografía creativa, lo que avivaba su pasión por la imagen lograda, a través de un lente.
Este elocuente y carismático personaje narró que tuvo un laboratorio fotográfico en Galería Bolívar llamado Expo Grafic; trabajó por muchos años como reportero gráfico para la Gobernación de Miranda como para varios medios regionales y nacionales, “también hice lo propio para varias editoriales, elaboré portadas para discos, catálogos, fotografía de investigación, entre otras tantas cosas a las que imprimí siempre mucha pasión”.
“Lo que más disfruté de esta área fue el contacto con la gente, los seres humanos somos eminentemente sociales, gracias a eso coseché grandes amistades. Me fascinaba capturar paisajes, arquitecturas y los rasgos faciales de las personas, en especial niños y ancianos, es maravilloso valorar verdaderamente al género humano. Me mantuve en esa labor hasta hace poco”.
Enamorado de Los Teques
Gracias a la excelente capacidad de comunicación de la que es acreedor Olivares, así como la elocuencia y carisma que lo caracterizan ha logrado dictar importantes y exitosas conferencias sobre la historia de su ciudad natal, las cuales conoce casi a la perfección, entre otros temas de gran relevancia. “Esto me ha permitido mantenerme vivo y sentirme útil, espiritual y moralmente me siento muy tranquilo”.
Argumentó que nació justo al frente de la emblemática plaza Guaicaipuro, en una casita colonial que hoy día ya no existe. “Para mi, la pequeña Suiza de América es una tierra bendecida y muy afortunada porque es fértil, hermosa y de un clima maravilloso. Dueña de una topografía accidentada, pero mágica con sus bellas montañas de naturaleza virgen, a pesar del severo crecimiento demográfico”.
Con una fascinante sonrisa esbozó que Los Teques es una ciudad pequeña, pero muy agradable que aún conserva algunas pinceladas de pueblo. “Yo la percibo así, sublime y auténtica. Aquí hicieron vida muchísimos personajes importantes como Rómulo Gallegos, Arturo Uslar Pietri y Arturo Michelena; este era un lugar perfectamente apacible y muy vivible, la tierra del Cacique Guaicaipuro es maravillosamente estelar y exquisita”.
Actualmente, este gran señor disfruta de sus años dorados. “Quiero expresar el mejor de mis afectos a todos los colegas, a los que gustan del mundo de la fotografía y por supuesto de la pasión taurina, así como también a todos los que tuvimos el privilegio de nacer en la ciudad del clima ideal”.MS/no/Foto: Alexander Offerman