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“Estoy contando esta historia porque Dios es muy grande”

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Periodistas de Avance

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El colapso de un muro pone en aprietos a familias de Los Lirios

MARIBEL SÁNCHEZ

“Eran las dos de la madrugada cuando de pronto me levanté sobresaltado de mi cama, estaba lloviendo fortísimo, sonó como si hubiera explotado un caucho y me dispuse a ver qué ocurría. Apenas me asomé vi caer ante mis ojos el muro que sirve de soporte al patio de mi casa, sinceramente estoy contando hoy esta historia porque Dios es muy grande, el estruendo fue inesperado”.

Así lo aseguró a Avance Roberto D’apice, propietario de una vivienda ubicada en el sector La Salera, vía Los Lirios a la entrada 2 de agosto, en Paracotos.

Escombros obstaculizaron la caminería

En el inmueble se registró un fuerte deslizamiento la madrugada del domingo, que derivó en el colapso de un muro de contención levantado en 1981 construido con bloques de cemento y que más adelante se rellenó para ampliar un patio de 82 metros cuadrados.

“Jamás presentó grietas, no estaba abombado, inclinado ni nada de eso, a pesar que siempre ha recibido el impacto de un caudal de aguas pluviales que se colaban por el propio piso del patio que sí tenía ciertos resquebrajamientos. Lo cumbre de todo esto es que no se vino abajo por partes, fue de un solo golpe. Lo vi todo desde arribita, de haber bajado hacia el portón principal ese derrumbe me habría tapiado”, relató angustiado.

A raíz de este incidente, la caminería que va desde la entrada principal hasta la vivienda quedó obstaculizada por los escombros, que fueron recogidos el lunes con el apoyo de una cuadrilla de la Alcaldía de Guaicaipuro. Sin embargo, la preocupación reposa sobre la constante llovedera que sin falta les visita cada tarde a las 5 o 6 p.m.

Piden más apoyo

Ante esta realidad solicita el apoyo de las autoridades para levantar un nuevo muro de contención, dado que, aunque considera que ya no queda nada más por derrumbarse, representa un riesgo dejar eso como quedó ya que, por suerte el portón no alcanzó a ser derribado con el tierrero que se vino abajo con fuerza. Por ahora, resolvió tapando con un plástico gigante el terreno para protegerlo de las lluvias.

Al agua pluvial se le suma la que cae en cantidades desde esta tubería

Pese a estar consciente de que se pudo haber evitado este episodio, le era muy complicado para él y sus familiares costear un sobrepiso, partiendo de los elevados costos de cemento, piedra, arena y demás materiales.

“Otra cosa que me preocupa es la cantidad de escombros, que fueron puestos a un lado, pero que hay que botar en un lugar adecuado para ello. Se requiere de un camión y personal que no tenemos cómo costear. Llevarlo a punta de carretilla es difícil, porque hay que recorrer a casi 500 metros de distancia”./rp

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