05/08/15 .- El 6 de agosto de 1945, un bombardeo Boeing B-29 con el nombre de Enola Gay lanzó sobre Hiroshima una bomba de uranio Little Boy, con una carga destructiva equivalente a 16 kilotones de TNT.
Segundos después, estalló como una bola de fuego abrasador de hasta un millón de grados centígrados, arrasando con todo lo que estaba a su alrededor.
El choque inicial creó una onda con ráfagas de 1,5 kilómetros por segundo las cuales arrastraron escombros y todo lo que estaba a su alrededor,
Posteriormente, un hongo nuclear se elevó encima de la ciudad hasta los 16 kilómetros de altura.
Unas 140.000 personas murieron, incluso la mayoría de los sobrevivientes debido a las consecuencias de la radiación.
A los supervivientes les esperó una serie de aterradoras enfermedades como: sangrado de encías, caída de dientes y cabello, cáncer, nacimientos prematuros, bebés con malformaciones y muertes repentinas.
Tres días después el ejército estadounidense lanzó una bomba de plutonio en la ciudad de Nagasaki, que mató a 74.000 personas y luego, el 15 de agosto de 1945, Japón se rindió y puso fin a la guerra del Pacífico.
Siete decenios después, la ciudad de 1,2 millones de habitantes es nuevamente un próspero enclave comercial. Sin embargo, las cicatrices físicas y emocionales aún no se han borrado.
Con información de: El Mundo