El creador pretende dejar una huella para las futuras generaciones

Jesús León es un artista plástico que, durante 35 años de carrera ininterrumpida, se ha encargado de realzar, esculpir y plasmar el legado de los aborígenes en cada una de sus piezas.

Su estilo está orientado al abstraccionismo, que es una expresión artística en la que se vislumbran composiciones ajenas a la realidad natural y se prescinde de lo tradicional.

“El abstraccionismo es una de mis tendencias preferidas y trabajo con el subconsciente de cada persona. Cada individuo tiene una percepción distinta sobre el cuadro. No todo el mundo ve lo mismo, hasta el temperamento influye”.

Cada una de sus majestuosas piezas está signada de una conceptualización que va más allá de lo que a simple vista se percibe, por lo que se ha propuesto hacer un trabajo de investigación sobre las etnias indígenas para plasmar, a través de su propio lenguaje, lo que para él representa.

Emplea técnicas del arte rupestre para recrear ciertas simbologías,  además, se vale de los colores para generar ciertas emociones y matices. En varias de sus obras hay preeminencia de paletas tierra que le proporcionan al espectador un ambiente de calidez y serenidad; conjugados con tonalidades verdosas. Por lo general, en las que están inspiradas en la diosa totémica Pachamama, que según su etimología significa madre tierra.

Utiliza materiales como el polvo de mármol, pego y cola plástica para que sus obras se puedan mantener intactas.

En cuanto al tiempo de tardanza, eso depende del tamaño. “Las pequeñas se demoran unos 3 o 4 días, porque eso tiene que esperar el proceso de fraguado, que seque bien la mezcla y luego la intervención de la pintura. Nunca hay un tiempo determinado”

A lo largo de su trayectoria como artífice ha hecho más de 36 exhibiciones individuales, desde la primera en 1978. Algunas de sus series más populares son: Restos de la ciudad del sol, Fugas del color, Signos y señales, Metáfora de las piedras, Mensajes para el tercer milenio, entre otras.

Ha dedicado su vida a la cultura y lo ha estampado en su ciudad natal Los Teques. A su juicio, quiere dejar un legado que trascienda y que genere consciencia sobre la naturaleza y a la tierra. Además pretende preservar la idiosincrasia histórica.

Actualmente, se prepara para una exposición en Costa Rica y República Dominicana que se sumará a una vasta experiencia de 13 exposiciones internacionales. Quizá tenga una exhibición en México, pero aún se encuentra en conversaciones.

Formación estética

El arte del embellecimiento es algo que lleva en su ADN.  No obstante, como toda disciplina requiere de preparación; formación que tiene como objetivo el desarrollo de facultades que mejoran la motricidad, capacidad holística y proporcionan herramientas que pulen la técnica que atina a la perfección.

En su caso, se formó en la Academia de Artes Plásticas “Carmen Cecilia Díaz”, entre 1969 y 1979. Aunque, ya desde pequeño sentía predilección por las artes y ha mostrado facultades en la música, dramaturgia y poesía.

“Carmen Cecilia fue una de las que me dio clases en Los Teques, casi todos los pintores de aquí pasamos por sus manos, era una señora de la vieja escuela”.

Esa sensibilidad lo ha llevado a tener ese afán por embellecer lo que le rodea y por enseñar a todo aquel que quiera ser su pupilo. Su objetivo no es lucrarse, sino contribuir al desarrollo de una inspiración libre y transmitir su conocimiento.

Actualmente, cuenta con recinto educativo que lleva por nombre Escuela de Arte Integral Jesús León, la cual se encuentra ubicada en la localidad de La Matica. Donde ha sido participe del crecimiento ornamental de niños y jóvenes que ha guiado en este camino.

Aportes a la capital

León, a lo largo de los años, se ha encargado de impulsar distintas actividades en pro de su ciudad natal. Una de ellas es el trabajo que hizo con el respaldo de Metro Los Teques y otros artistas plásticos, para rescatar y llenar de encanto varios espacios de la urbe.

La iniciativa llevó por nombre El Museo va a la Calle, la cual se desarrolló en junio del año 2015 y constaba de una serie de murales de semblanza pictórica, basados en los petroglifos de la región.

Es importante destacar que en nuestro municipio hay una nutrida variedad de los mismos. Según lo que dijo el cultor mirandino, Alejandro Caputto, para AVN, “esta zona cuenta con un potencial arqueológico tremendo. Hay una gran cantidad de petroglifos que muestran que este territorio fue habitado por los indígenas”.

Las piezas llevaban por nombre Signos y Señales, de la serie Restos de la Ciudad de Sol.

Otra de sus faenas es instruir, así lo destaca al decir que  “mi aporte para Los Teques es impartir conocimiento, todavía tengo alumnos, de hace 34 años, cuando empecé a ofrecer clases. Todavía me vienen a buscar y ya están trabajando en agencias de publicidad, han ganado premios y esa es la satisfacción que uno puede sentir como pintor, preparar a las nuevas generaciones”.

También ha donado obras a espacios culturales de gran importancia en nuestra ciudad capitalina.

Poemarios

El artista también cuenta con un poemario. “Se llama Sentidos del dolor y llevo varios años trabajando en él. Creo que para finales de este año se publica. Incluye 50 poemas y 15 ilustraciones en tinta china de mi autoría. Habla de las dolencias, el equilibrio entre el dolor y la alegría, esas cosas”.

Explica que no escribe por complacer a otros, sino para saciar esa sed interna de hablar de lo que lo rodea, siente o la manera de percibir la realidad. Es una forma de catarsis que le permite canalizar sentimientos e ideas./no

Fotografía: Alexander Offerman