Desde el 27 de noviembre del pasado 2017, cuando el príncipe Harry anunció su compromiso con la exactriz Meghan Markle, fueron muchos los rumores que comenzaron a generarse, y por supuesto entre esos las ansias de saber cómo luciría la novia el día de la boda, y es que la también modelo siempre se ha visto luciendo su estilo propio.
Hoy, 19 de mayo, los 2.640 invitados y espectadores finalmente pudieron ver la elección de la ahora Duquesa de Sussex, quien a las 12:00 del medio día entró a la Capilla de San Jorge, luciendo un vestido de la diseñadora Clare Waught Keller, y al llegar al altar y ser recibida por el príncipe Harry, este no dudo en elogiarla: “estás impresionante”.
La primera directora de Givenchy, fue la escogida para crear este histórico vestido, que además se consideró una elección bastante adecuada teniendo en cuenta el origen británico de ella, el estilo femenino de sus diseños y el espíritu sofisticado e innovador de la mencionada marca, de acuerdo a lo publicado por ¡Hola!
Fue a principios de 2018 cuando la diseñadora y Markle se conocieron, y trabajaron mano a mano este diseño minimalista que contrata con todos los vestidos de sus predecesoras. Las anteriores optaron por los encajes y detalles decorativos en el escote y mangas, mientras que la esposa del príncipe Harry se fue por la sobriedad.
Meghan marcó la diferencia, pues la tradición establecida en los anteriores enlaces de la Familia real británica, el vestido de la novia incluiría encaje de Honiton (una variedad inglesa muy delicada y floral del encaje de Bolillos) y detalles de flores de azahar, símbolo de pureza. Pero ni en el cuerpo ceñido y con escote barco, ni en la falda, el vestido de la exactriz contaba con estos detalles, marcando una verdadera diferencia.
En realidad lo más llamativo del vestido fue su sencillez, elaborado en cadi de seda, con un tejido que aportó cuerpo y cierta rigidez, y de color blanco. El escote barco descubre ligeramente los hombros y, desde él, las líneas se extienden hasta la parte posterior, que dibuja pliegues suaves gracias a la enagua de organza de seda.
Las joyas
Tal y como es tradición, en toda boda real la novia debe llevar obligatoriamente una tiara, accesorio que puede llegar a llamar más la atención que el mismo vestido. La corona Spencer, utilizada por la princesa Diana de Gales en su boda con el príncipe Carlos, era la candidata para convertirse en la de Meghan, sim embargo la Duquesa de Sussex sorprendió a todos, pues utilizó la tiara Filigree, joya que perteneció a la Reina Mary, y se creó en 1932.
El brazalete de diamantes de Cartier con el que Markle acompañó su anillo de compromiso fue diseñado pro el mismo príncipe Harry. Elaborado en oro amarillo, la joya tiene tres diamantes engastados: uno central procedente de Botsuana, y dos laterales, más pequeños, que pertenecieron a Diana de Gales. La casa joyera inglesa Cleave and Company, fue la encargada de crear esta pieza y también la alianza de los novios en Oro Galés y creado a partir de una pepita regalado por Su Majestad la Reina para Meghan, y en platino con relieve para Harry.
El velo
Sin duda alguna esa pieza recordó a la princesa Diana de Gales, y es que a diferencia de la Duquesa de Cambridge Kate Middleton, quien utilizó un velo hasta la cintura, Markle llevó un velo de cinco metros de largo y confeccionado con tul de seda, en donde están los tradicionales bordados florales.
La Casa Real, reveló que la novia quiso hacer una referencia a los 53 países que configuran la Commonwealth, y junto a la diseñadora Waight Keller investigó la flora de estos territorios, para seleccionar una flor por país y configurar una suerte de guía botánica que ha sido bordada a mano en el delicado tul.
Markle añadió dos flores más: la flor de macasar, que crece en los terrenos del Palacio de Kensington frente a Nottingham Cottage, y la amapola californiana, la flor del estado donde nació ella. En la parte delantera del velo, dos espigas de trigo simbolizan la caridad y el amor.
Los zapatos
Meghan decidió caminar hasta el altar con unos stilettos seda satinada también de Givenchy, que, aunque se trata de una firma francesa, está dirigida actualmente por la ingle Clare Waight Keller.
El ramo
Según información revelada por la Casa Real, estuvo elaborado co flores de primavera, escogidas personalmente por el príncipe Harry en el jardín del Palacio de Kensington. Siendo además, un bonito homenaje a Diana de Gales, y es que incluye Nomeolvides, las que fueran sus flores preferidas.
La florista Philippa Craddock diseñó este pequeño ramo de lirios del valle, astilbe, jazmín. astrantia y guisante perfumado, que sí ha seguido una tradición: añadir ramitas de mirto, símbolo de pureza y fidelidad.
Via: Caraota Digital
