Cuadros, libros, piezas de gran valor, forman parte del recinto

MARIBEL SÁNCHEZ

Para conmemorar el centésimo vigésimo aniversario de la Sociedad Benéfica Hijos de La Unión, la más longeva de Los Teques, recientemente tuvo lugar en el edifico homónimo la inauguración del Museo Histórico de la asociación, el cual estará abierto para el deleite de toda la comunidad.

La bendición del espacio estuvo a cargo del padre Kilber Rangel, párroco de la catedral San Felipe Neri, quien presagió éxitos al recién inaugurado museo en el que reposan grandes reliquias entre las que se mencionan el pliego original del acta que se firmó durante la constitución de la referida sociedad benéfica, que data desde 1903.

Milagros Bandes, presidenta de la Sociedad, expresó “hacía falta implantar un museo, son muchos los estudiantes e investigadores que nos visitan frecuentemente en busca de información; así que la mejor forma de dar respuesta a sus inquietudes es poniendo al alcance de sus manos todo lo que tenemos, a través de visitas guiadas”.

César Gedler, orador de orden, aseveró: “Debemos celebrar esta iniciativa en la esperanza de que se convierta en el tiempo en un espacio múltiple que incluya una biblioteca y progresivamente se incluya en el mundo virtual, al lado de una fonoteca y una pequeña sala de cine foro”.

Jesús María Sánchez, historiador, declaró “esta es una obra que cae en lo extraordinario, la asociación propiamente es un verdadero orgullo para Los Teques, son un punto de referencia para quienes deseen trabajar en beneficio de nuestros semejantes. El Museo expone cuadros, libros, piezas de gran valor para nuestra comunidad”.

Un poco de historia

Todo comenzó cuando un joven de nombre Salvador Mejías López llegó a la ciudad del clima ideal con tan solo 19 años de edad, en busca de mejorar la condición de tuberculosis que para entonces le afectaba.

Tras hacer amistad con varias personas de la localidad, en una oportunidad presenció a las puertas del cementerio municipal como procedían a disponer cuerpos inertes en una fosa común, dado que los familiares no tenían forma de costear los gastos funerarios.

Tal situación le afectó tanto, que decidió formar junto a sus amigos una sociedad sin fines de lucro que fuera capaz de ayudar a los más necesitados en situaciones extremas de salud y necesidad. Así nació un 11 de julio de 1903, lo que desde entonces y hasta nuestros días conocemos como los Hijos de la Unión.

Una mano amiga

Bandes refirió que a pesar de la situación económica han podido salir adelante en la asociación. Tras once años al frente de la presidencia y siendo la única mujer que ha ocupado ese cargo en toda la historia, aseguró que ha sido satisfactorio el trabajo que se viene realizando desde siempre.

“Tal vez las ayudas no son como las de antes, pero mantenemos activo el centro de acopio, mucha gente nos colabora con ropa y comida para hacerla llegar a quienes de verdad la necesitan”, apuntó.

Entre las ayudas que también brindan mencionó el pago de exámenes médicos y estudios a través de un convenio que tienen con la Clínica Guaicaipuro y Medicentro Miranda.

Explicó que quienes requieran de algún tipo de ayuda y que estén en condiciones de extrema necesidad, en torno a temas de salud, pueden acudir a la sede de la asociación ubicada en la calle Guaicaipuro para entrevistarse con ella y presentar su solicitud.

Escándalo sin mayor trascendencia

Recientemente, atravesaron un incómodo episodio judicial, en el que algunos socios incurrieron en graves faltas quebrantando los principios de la institución.

“Esos socios creían que esto era otra cosa, quisieron desvirtuar nuestra naturaleza ante la opinión pública como queriendo mercantilizar lo que aquí se hace, cuando nosotros fuimos, somos y seremos una institución sin fines de lucro. Por fortuna, pudimos subsanar la situación pero fue muy cuesta arriba”.

Detalló que los personajes en cuestión fueron expulsados por una asamblea extraordinaria de socios. “Metieron un amparo constitucional y perdimos la primera batalla, apelamos a instancias superiores y salimos airosos porque al final la verdad siempre sale a relucir, por lo que fueron expulsados nuevamente. Nos lastimaron, pero no nos destruyeron”./rp Fotos: Yuliettsha Molina