En el de El Paso y el de la calle Ricaurte no se consiguen los productos básicos, sino pura cola. Las personas de la tercera edad pasan las de Caín

Claudio Vargas. Uno que otro producto se halla en los Mercal de El Paso y la calle Ricaurte, donde un gentío se hace presente desde horas de la madrugada con la ilusión de hacer su mercadito a precio solidario; sin embargo, lo único que consiguen son kilométricas colas.

A eso de las 8:00 de la mañana, los directivos del módulo de la Ricaurte decidieron cerrar la entrada al establecimiento pues supuestamente ya no había más nada qué ofrecer, por lo que una gran cantidad de consumidores se quedó por fuera. “Nos dijeron que viniéramos otro día. Es el colmo lo que pasa aquí ya que si llegas temprano te roban porque la zona está tomada por el hampa, y si llegas un poquito tarde te quedas como la guayabera”, indicó Rosalio Kanzler.

Por su parte, Vanesa Navas aseguró que los anaqueles del establecimiento se encuentran pelados. “Fui una de las primeras que entró y ya se había acabado la leche. Uno hace ese tremendo esfuerzo para entrar y resulta que no consigues nada”. Entretanto, en el local de El Paso, los usuarios se quejaron de que repartieron muy pocos números para ingresar. “Esto pasa todos los santos días”, así lo dio a conocer Felicia Barrios.

Agregó que el servicio es deficiente y prácticamente no hay ningún rubro de primera necesidad. “Las colas avanzan a paso de morrocoy pues hay muy poco personal. No puede ser que haya gente que está desde las 5:00 de la mañana y recién logra pasar como a las 12:00”./ac/Foto: Félix Laucho