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Privados de libertad por femicidio agravado y acto sexual

RONALD PEÑARANDA

A solicitud de la Fiscalía 12 del Ministerio Público, el Tribunal Quinto de Primera Instancia Penal Municipal de los Altos Mirandinos, con sede en Carrizal, a cargo del juez José De Abreu, dictó privativa libertad contra Luis Alberto Sánchez Rodríguez (39) y Amado Díaz Lugo (69), de nacionalidad colombiana, por la presunta comisión de los delitos de femicidio agravado y acto sexual con víctima especialmente vulnerable.

Ambos son señalados del crimen atroz de Yulianny Alexandra Hernández Rodríguez, la niña de 11 años de edad, alumna de sexto grado de la Unidad Educativa Monseñor Arias Blanco de Santa Eulalia, que fue violada y estrangulada en el sector Nueva Esperanza de Palo Alto, el pasado domingo 9 de octubre.

Una fuente ligada a la averiguación informó al Diario Avance, que Sánchez Rodríguez, durante el interrogatorio que le hicieron en el Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de Los Teques, contó que ese día se encontraba en la casa de su mamá en la misma comunidad tomándose unos tragos y a eso de las 7:00 pm, se dispuso a regresar a su vivienda ubicada en la vía principal.

Amado Díaz Lugo y Luis Alberto Sánchez

En el camino se encontró con el adulto mayor Díaz Lugo, quien tenía una botella de ron y le ofreció un trago, se lo aceptó y en un descuido del otro se llevó la botella. Al avanzar varios metros vio a la menor, la abordó y según él, la víctima le pidió que le regalara un poquito de azúcar. El sujeto la invitó a su casa y presuntamente la pequeña lo habría acompañado.

De acuerdo a su relato, una vez dentro de la casa, comenzó a manosearla. En ese momento llegó Amado Díaz Lugo a buscar su botella de ron y se unió a lo que el otro estaba haciendo. Entre los dos le quitaron la ropa, la abusaron sexualmente, ella gritó y en ese momento la ahorcaron.

“Sentí culpa, pero no había vuelta atrás”

El individuo señaló que al darse cuenta que no respiraba, la llevó a la parte de atrás de su residencia, la montó por una pared y luego la arrojó por un terreno de al lado donde hay un matorral. Él se quedó en su casa, apagó los luces y le dijo a su compinche que se retirara.

Al día siguiente se levantó temprano, lavó la casa con agua y jabón y después se marchó a donde su mamá, allí lavó la ropa que tenía puesta. Mientras que el Cicpc buscaba a Yulianny él estaba en la casa de su madre. “Yo sentí mucha culpa, pero no había vuelta atrás”, fue la frase que lanzó Luis Alberto Sánchez Rodríguez.

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