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Música y locución definen  la esencia de Ariyed

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De cantar frente a un espejo, pasó a dirigir su propia orquesta

 “El cielo es el límite cuando de cumplir mis sueños se trata”. Así se expresó Ariyed Famiglietti, caraqueña de descendencia italiana con raíces tequeñas, una mujer admirable por su espíritu de lucha, entrega total por lo que hace y simpatía inigualable.

Su mundo, la música; su pasión, el contacto con la gente; y su mayor satisfacción, sus dos hijos. Con todo este preámbulo, solo queda decir el porqué de todo esto con la impecable trayectoria que esta valiosa profesional ha labrado.

“Me criaron los primeros años de mi vida en La Pastora, hasta que mis padres decidieron mudarse a Los Teques, en El Trigo, donde estoy residenciada. Desde niña me caractericé por ser muy extrovertida y recuerdo perfectamente que siempre decía que cuando fuera grande sería cantante”.

Parada frente a un espejo, con un cepillo de peinar en la mano, Ariyed jugaba a ser una gran intérprete musical, cosa que no distó mucho de lo que es su realidad hoy día, cuando ya suma 21 años de trayectoria artística como una de las mejores cantantes que ha parido nuestra tierra.

“En la escuela vivía metida en cuanto acto cultural o festival musical se me atravesara, disfrutaba muchísimo de participar en todos ellos. Una vez que entré al Muñoz Tébar, me integré al grupo gaitero de la institución, conducido por el profesor Jesús Araque. A partir de ese momento, comencé a recibir diversas propuestas de agrupaciones gaiteras a nivel profesional”.

Explicó que no la tuvo fácil ya que su papá siempre ha sido un hombre muy estricto y no aprobaba que ella se desenvolviera en ese mundo, aunque después debió entender que su hija era exitosa gracias a su perseverancia y empeño.

“Me tocó decidir a los 17 años entre mi familia y cumplir mis sueños, lastimosamente debí abandonar mi casa, trabajar día y noche para costear mis estudios, mantenerme y luchar por mi ideal. Todo ello no fue en vano porque debutando gané el premio como solista revelación del año, entre otros importantes reconocimientos”.

Como la espuma

Luego de tres años gaiteando como las buenas, sintió la necesidad de explorar otros niveles musicales y se llevó todo su talento a orquestas dentro del género de la música bailable. “Debuté en Caracas en un reconocido local muy cotizado que existía en La Paz, donde también coseché premios con Swing Musical”.

Ariyed considera que fue, es y seguirá siendo una gran guerrera que no se detiene ante nada, de allí que expresara que su único límite es el cielo. Posteriormente, comenzó a trabajar con Caribean Band y allí fungió como intérprete y asistente del director, para después dedicarse a la Orquesta Gala Show.

En un determinado momento, hace 14 años, decidió crear su propia orquesta musical llamada Buena Vibra. “Aprendí muchísimo en todas las que había trabajado y tomé la decisión de coger la batuta y dirigir mi propio grupo, gracias a Dios nos ha ido muy bien; debo confesar que no fue fácil, pero asumí el reto y aquí lo voy llevando”. Desde su noble corazón realiza toques benéficos en gratitud por todas las bendiciones que ha recibido del cielo.

“Todo eso lo hacía de manera simultánea con mis estudios universitarios, siempre quise estudiar Comunicación Social, pero no se me dio, y como me fascina el contacto con la gente, decidí irme por el área de Recursos Humanos, me gradué summa cum laude en el IUTA en 2004 y de paso estudié Idiomas y me gradué como bilingüe”.

Una prueba de fuego

Explicó que una de las cosas que la decepcionan es la deslealtad. Se considera muy exigente en todo lo que hace y eso le ha permitido tener el nivel de excelencia que la identifica. En una oportunidad, decidió entregar currículo en el Seniat y tras año y medio de espera entró a trabajar allí de forma inesperada.

Perteneció a ese ente por 11 años, sin dejar de lado su rol como cantante, experiencia que calificó de enriquecedora y gratificante hasta cierto punto.

“Trabajé en Caracas, en el área de Protocolo, y poco tiempo después manejé el área de Recursos Humanos, donde mantuve excelente relación con muchísimos de los departamentos administrativos de la organización. Pero no todo fue color de rosas, porque una vez que nacieron mis bebés, Jonard de 9 años y Jonny de 7, solicité cambio para Los Teques. El impacto fue radical, viví una serie de situaciones difíciles de explicar que comprometieron mi salud y me llevaron a renunciar, aún siendo madre soltera”.

Detalló que fue criada con una gran cantidad de valores inquebrantables que no le permitían seguir adelante allí.

Cristalización de sueños

Fue entonces cuando se le prendió de nuevo la chispita comunicacional. Como ya había hecho el curso de locución en la UCV, emprendió su búsqueda de una oportunidad en las diferentes emisoras locales. Allí es cuando aparece su mentor Jhonny Medina, reconocido locutor de los Altos Mirandinos.

“Él creyó en mí y me dio un ladito en un espacio que tenía en Feeling 97.1 FM, mi segmento lo nombramos Buena Vibra y tuvo un nivel de aceptación increíble, la gente se identificó mucho con lo que le estábamos transmitiendo y apoyó impresionantemente nuestro proyecto; fue algo para mí muy especial porque había logrado mi segundo gran sueño: ser locutora”.

Después del éxito que tuvo en esa emisora, ingresó a RV 102.1 FM para acompañar a Johan Bautista en El Maquinón. “Hicimos una dupla maravillosa, es un chamo súper talentoso y un gran amigo, junto a él trabajé año y medio porque gracias de nuevo a mi angelito Medina y a Arturo Gutiérrez, comencé en Miranda 100.1 FM, donde tengo un programa denominado Sin tanto estrés, el que conduzco junto a Américo Alvarado, otro excelentísimo profesional al que quiero y respeto infinitamente”.

Entre los proyectos que esta emprendedora mujer tiene a corto plazo, está instaurar un grupo con la famosa terapia del yoga de la risa. “Eso viene para el próximo año, no es más que la combinación de los beneficios de la respiración y el encuentro del yo interior con los de la risa, aunados con mi toque personal que es la música. Eso aquí en los Altos Mirandinos no existe y es algo a lo que vale la pena apostar porque está comprobado que puede llegar a sanar”.MS/ac/Foto: Alí Guillén

 

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