Samuel perdió su casa, su trailer, pero no ha perdido la esperanza

RONALD PEÑARANDA

El miércoles 11 de agosto, a eso de las 8:00 pm, Samuel Rodríguez, atendía su pequeño trailer en la entrada de Ramo Verde, donde vende comida rápida desde hace siete años. Estaba lloviendo y en ese momento no tenía clientes, se mostraba despreocupado porque otras veces el río San Pedro había crecido pero no tan “descomunalmente” como ese miércoles.

A medida que llovía fuertemente subía el nivel agua, de repente vino el desbordamiento. La corriente arrastró su puesto varios metros. Se puso muy nervioso y como pudo corrió hacia su vivienda que está justo al frente a su punto de trabajo.

“Mi mamá, la esposa de un hermano mío con su bebé de seis meses, la suegra de mi hermano, dos personas más, amigos de nosotros, nos subimos a la platabanda y cuando estábamos arriba se cayeron varias paredes de la casa que quedó parcialmente destruida”, relata Samuel, quien lleva 45 años en la zona “y es la primera vez que veía a ese río tan bravo”.

Señala que además de su hogar, “también perdí el trailer que era mi fuente de trabajo, iba flotando, chocó contra un poste y se volteó. Además un carro que era de mi padre, un camioncito tipo grúa, sufrieron severos daños”.

Cuenta que otros hermanos se salvaron de milagro, pues al presentarse de la emergencia estaban adentro de un carro donde quedaron atrapados. Luchando contra la corriente pudieron salir, se montaron en el techo del auto y literalmente nadaron. Hoy todos ellos están vivos para contarlo.

Mientras que hablaba con el diario Avance, mostraba a un video del precisó instante en que se presentó el suceso, ni se acuerda quien lo grabo. La poca luz impide que se vea una imagen totalmente nítida, pero se escuchan a varias personas gritando: “se están cayendo las casas”, “te va a caer esa pared encima chamo, dale pa´acá”, “Dios mío, que vaina es”. La escena es terrible.

De ahí no se moverán

En la entrada de Ramo Verde al menos seis casas colapsaron y 10 vehículos fueron arrastrados. La mayoría de sus propietarios pudieron escapar, a excepción de Marcos Augusto Vargas, el sexagenario, autobusero, que trabaja en una línea en Caracas, que ese día regresaba a su hogar y lo sorprendió el río San Pedro. Todavía está desaparecido

También en esa misma área Marcos Romero, quien iba a pie se lo llevó el río. Tampoco ha aparecido

 La noche del 11-A, minutos después de que las aguas bajaron su nivel, “se acercó hasta acá la alcaldesa Wisely Álvarez nos dijo que nos van a prestar ayuda con el material , cemento. El jueves se presentó una gente de la Secretaría de Vivienda de la Gobernación y nos plantearon llevarnos a un refugio, pero creemos que eso no es la solución”, manifiesta Rodríguez.

“Nosotros nos quedamos acá, vamos a reconstruir, no nos da miedo. Yo nací aquí, me crié aquí, asi que es muy díficil desprendernos de esto, que es nuestro”, agrega.

Casas convertidas en escombros

Más arriba, en lo que se conoce como “La Capilla”, Marialeni Quintana y su familia vivió su propio drama. Una quebrada que pasa por detrás del sector le tumbó la casa a su hermano y en la ella desplomó se vinieron abajo varias paredes.

Eran las 6:00 pm y ella preparaba la cena, cuando de repente escuchó un estruendoso ruido, al asomarse por la ventana vio que la casa de su hermano quedó reducida a escombros.

Afortunadamente su hermano, su cuñada y sus dos sobrinitos mientras caía el palo de agua, salieron del inmueble y se fueron para la casa de la mamá que está un poco más arriba.

“Quedamos traumatizados, ahora cada vez que sentimos que cae una gota de lluvia nos da muchísimo miedo. Llevamos 17 años acá y es la primera vez que nos pasa algo como esto”.

“Al día siguiente del desastre funcionarios de Protección Civil hicieron una inspección declararon esto de alto riego y nos recomendaron ir a un refugio”, recalca. Foto: Jesús Tovar