23/10/15.- Cada ciudad es conocida por sus paisajes, manifestaciones culturales y su sabor, y aunque parezca imposible de creer, la capital mirandina tiene esto y mucho más para ofrecer a sus habitantes y turistas, especialmente en materia gastronómica.
Comer es, sin duda, uno de los mejores placeres de la vida y se suele decir que cada paladar es un mundo diferente. Hay quienes prefieren degustar una rica hamburguesa, de esas dignas “rompe dieta”. Otros apuntan por opciones más saludables como frutas, hervidos de res, pasticho de berenjena y la pira, un delicioso platillo oriundo de Los Teques.
Al inicio del día o a media tarde, mucha gente desea recargarse de energía para así aguantar la faena que les falta, para esto no hay nada mejor que una inyección de azúcar. Y es justo aquí donde empieza nuestro breve recorrido: en la calle Guaicaipuro, frente a la clínica que lleva el mismo nombre, está la frutería Eliana, un lugar que, apenas al entrar, les regala a los clientes un delicioso aroma; quienes acuden al lugar buscan jugos naturales ya que, además de ser deliciosos, tienen un precio accesible para el bolsillo -entre 75 y 85 bolívares- dependiendo del tamaño del vaso.
El encargado del establecimiento, Orlando de Freitas, señaló que los sabores más solicitados son: parchita, tamarindo, mora, fresa, piña, guanábana, mango lechosa y durazno.
Otra alternativa que ofrece este comercio es la ensalada de frutas. Grandes -en Bs 170- y pequeñas -en Bs 140- son las consentidas del público por su combinación de elementos y refrescante sabor “todas las preparaciones tienen como base el jugo de naranja natural, el resto se trata de colocar trozos de melón, piña, lechosa, entre otras variedades”.
De Freitas afirmó que a pesar del alto costo de la materia prima, desde 1998 la frutería Eliana se perfila como una de las opciones más saludables para merendar en Los Teques.
Equilibrio en mente, cuerpo y espíritu
Una casita verde al final de la calle Sucre esconde un lugar extraordinario donde se respira tanta paz que parece alejar a sus visitantes de todo el ruido citadino.
Además de ser un restaurante de comida vegetariana o terapéutica, como lo señaló Pastora Briceño, encargada del local, el recinto es un espacio donde se dictan clases de yoga, aplican terapias contra el dolor y el estrés, medicina china, además que se ofrece asesoría para que interesados aprendan a preparar recetas sencillas.
La Casa del Té se fundó hace unos 20 años, en sus inicios solo era un lugar para tomar infusiones pero con el paso del tiempo comenzaron a ofrecer gran variedad de platillos, de los cuales el más solicitado sigue siendo el pasticho de berenjena y el pastel de ricotta con espinacas. “Cada día se ofrecen menús diferentes donde la base son los vegetales, además los clientes pueden disfrutar de bebidas refrescantes preparadas con una combinación de hierbas, frutas y especias”.
Briceño destacó que es importante que se creen espacios de paz para disminuir los niveles de estrés que es un factor detonante de la violencia. “En La Casa del Té abrimos las puertas para personas de todas las edades, desde niños hasta personas de la tercera edad (…) una vez al mes dictamos charlas de cocina terapéutica además que las clases de yoga se imparten de martes a jueves a partir de las 3:00 pm. Los viernes cedemos el espacio para la realización de actividades culturales como talleres de poesía, presentación de artistas, bautizos de libros, entre otras”.
Agregó que el lugar está abierto al público desde el medio día y que este recinto tiene como lema “salud y arte”. Personalidades populares de la ciudad como el alcalde de Guaicaipuro, Francisco Garcés, escritores, poetas, periodistas; acuden a disfrutar de un sustancioso almuerzo en este escondido pero rico restaurante.
Un lugar que ofrece historia y buena comida
Desde su apertura, la Casa de las Carretas, mantiene el objetivo de rescatar la gastronomía local. Diariamente acuden alrededor de 40 personas para disfrutar de la variedad de almuerzos y postres que allí se preparan.
Carlota Baptista, una de las socias del restaurante manifestó que inicialmente el lugar abrió sus puertas al público como un museo, sin embargo los bajos ingresos consiguieron que se agregara la opción de venta de comidas. “Cada día cambiamos el menú pero siempre la base es la carne o el pollo. Ofrecemos precios solidarios a nuestros clientes, quienes salen de acá con una sonrisa tanto por las exquisiteces que degustan como por el recorrido que se da por el recinto”.
Explicó que cada platillo incluye pan y jugo, además que señaló que al acercarse la temporada navideña ofrecen las tradicionales hallacas “esperamos que este año podamos mantener la tradición ya que los altos costos dificultan la adquisición de los ingredientes”.
Junto a Baptista laboran Alejandro Caputto y Edgar Estrada. El trío conforma una cooperativa que está fundada desde el año 2009.
Quienes deseen darle un gusto al paladar con comida tradicional, pueden acudir a este restaurante que está ubicado en la calle Sucre, frente a la Fundación Los Teques. De lunes a viernes a partir de las 12:00 m hasta las 3:00 pm podrán elegir la variedad gastronómica
“Somos famosos por el platillo llamado Pira que es una canoa de chayota rellena con guiso de carne, salsa bechamel y gratinada con queso parmesano, muy típico de Los Teques. La gente suele acompañarlo con un vaso de papelón con limón bien frío, la bebida preferida por el público y para cerrar con broche de oro, un quesillo casero”. Aclaró que otras alternativas son las polvorosas de pollo, el pollo con parchita y siete especias, y como postre la torta tres leches.
Sin duda alguna, Los Teques es una cuna de riquezas, por lo cual sus habitantes invitan a querer a esta ciudad, a recuperarla y a respetarla, para así dejar un patrimonio a las semillas del futuro.
Por: Herlis Domínguez/Foto: Alejandra Ávila