Usuarios piden que le metan el pecho al derrumbe
MARIBEL SÁNCHEZ
El derrumbe de un talud a la altura del kilómetro 38 de la carretera Panamericana, en dirección Los Teques- Las Tejerías sigue causando gran consternación entre quienes hacen vida en los sectores aledaños y los que transitan con frecuencia por esta concurrida arteria vial.
Vilma Lobo, residente de la comunidad El Jabillal, denunció a Avance que hace mucho tiempo “eso viene cediendo poquito a poquito, pero con las recientes lluvias se ha pronunciado mucho más el desmoronamiento, al punto de que prácticamente queda solo un canal vehicular”.
Este hecho ha generado múltiples accidentes, dado que los vehículos suelen toparse de frente y tienen que turnarse para pasar.
“Cuando los conductores desconocen de este problema o vienen a exceso de velocidad es que ‘se estrellan’; urge que despejen la carretera para poder tener una mejor circulación, de broma pasan vehículos livianos, en tanto que las gandolas pasan orilladitas”, apuntó.
Otra cosa que ella ve con preocupación es el riesgo que corren unas diez casas que quedan en la parte alta de ese terreno.
Expresó que hasta orden de desalojo han emitido a los propietarios de dichos inmuebles, pero que se niegan a irse de allí.
El jueves 13 de julio el secretario de Derecho a la Ciudad de la Gobernación de Miranda Francisco Garcés anunció la colocación de 1.500 toneladas de asfalto en la Panamericana, entre el kilómetro 8 y el 23.
“Me parece bien que este tipo de trabajos se realicen, pero el asunto es que siempre se olvidan de los kilómetros altos, donde las fallas de borde están a la orden del día. Ojalá que le metan al pecho al kilómetro 38 para evitar quedar incomunicados”, declaró Martín Hernández conductor.
Los antecedentes
No es la primera vez que Avance se hace eco de la preocupación de los usuarios por el deslizamiento de tierra que sigue creciendo sin que nadie lo detenga.
Tal y como lo hemos reseñado en varias oportunidades el problema se originó en julio de 2017, tras un fuerte aguacero que tumbó parte del cerro, dejando dos canales obstruidos.
También se vino abajo un poste. Días después de la emergencia, un grupo de funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) en compañía de varios hombres de la zona retiraron los escombros a punta de pala. La comunidad se cansó de pedir una maquinaria y nunca se la dieron. Ya de eso han pasado casi seis años y la situación tiende a empeorar. Foto: Jesús Tovar