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 “Sufro con el nido vacío”

Yasmin

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Yasmin Devesa confiesa lo difícil que es vivir lejos de sus dos hijos

LEIDA OLIVEROS

“Nunca me imaginé que mis hijos no iban a crecer profesionalmente en Venezuela. Mi papa, ya fallecido, era de Orense en Galicia  y mi suegro de las Islas Canarias. Mis hijos regresaron a buscar sus raíces. A ellos les tocó el retorno a España que mi papá no pudo hacer, ya que, al llegar a Venezuela en busca de ayuda para su familia conformada por once hermanos, él lo logró, pero dejó atrás todos sus afectos, ahora sus nietos regresan a España”.

Así lo señala Yasmin Devesa, destacada periodista, locutora, profesora y emprendedora, quien cuenta su experiencia de vivir lejos de sus hijos desde hace cinco años, lapso de tiempo que lo cataloga como un proceso de adaptación y crecimiento personal.

Ella es hermana, hija, esposa, amiga, aunque el papel de madre, ha sido uno de sus roles más importante, en especial cuando debió aceptar las decisiones tomadas por sus hijos.

Michelle, la mayor, estudió derecho en la Universidad Central de Venezuela UCV y en el último año me dijo; “Mami aquí no tengo oportunidad. Culminó la carrera, recibió su título en diciembre y en enero se fue para España. De eso ya hacen 5 años”.

Luis David se graduó como bachiller en el liceo San José y salió en odontología en la UCV, cuando lo iba acompañar para inscribirlo, le informó que se iba para Suiza a trabajar y a estudiar. “Ya han pasado dos años, actualmente está en España”.

“Fue terrible para mí, que, con tan sólo 17 años, mi hijo estaba muy centrado en lo que quería. Me lo dijo en diciembre, en marzo comenzó la pandemia, él nos ayudó, fue un gran apoyo. El 11 de diciembre cumplió la mayoría de edad y el 13 se fue para Suiza”.

Siempre esperaba que su muchacho se quedara, “hoy hay dos cuartos vacíos y eso es lo más duro cuando llegas a la casa, hay añoranza.  Sufro con el nido vacío, esa sensación tan horrible de necesitarlos, porque los latinos somos muy sobreprotectores”.

“Lloré mucho, pero fue una decisión de ellos, yo para nada los impulsé a tomar esa decisión. Hoy están bien, se están forjado su futuro, tomando sus propias decisiones, y a los padres nos toca respetar, apoyar y acatar”.

“No podía seguir llorando”

Como si se tratar de un tesoro Yasmin guarda cuadros y dibujos que ellos hicieron cuando estaban en primaria, “veo sus fotografías. Hasta no hace mucho entendí que ya no podía seguir llorando, porque me enfermé producto de la tristeza que te acobija. Llega el momento que uno dice ya”.

Ha realizado actividades para su crecimiento personal y ha logrado seguir adelante. “Hoy en día estoy con mi madre que tiene 90 años, la visito seguido y le doy todo mi cariño”.

Aunque pase un Día de las Madres sin los dos, “siento un compañerismo, porque a mis hermanas también les pasó lo mismo, todas estamos sin nuestros retoños. Ni Michelle ni Luis David van a regresar porque no se visualiza un futuro de seguridad, ni de desarrollo profesional. Me siento tranquila al saberlos vivos, bien y seguros”.

Nacieron para ser libres

Su mayor deseo es volver a verlos, abrazarlos y besarlos. “Espero en algún momento tener la capacidad económica para visitarlos, porque yo no estoy esperando que ellos me mantengan, yo fui elegida por ellos para ser su mamá, pero no tienen el deber de mandarme dinero. Ellos nacieron para ser libres. Yo tengo que proveerme mis propios recursos”.

“Mis hijos no son de los que abrazan mucho, yo sí soy más kinestésica, y el no tenerlos me ha pegado mucho. Las madres debemos entender que son decisiones de vida. Hoy los veo grande, los veo independiente, tranquilos y con seguridad económica, para mí es importante, que no pasen necesidades”.

Madre satisfecha

Comenta que el primer año hablaba a diario con Michelle, “con Luis David no hablo tan seguido, ellos tienen una dinámica diferente a las mías”.

David estuvo dos años en Suiza, ahora en el país ibérico. “Ambos son responsables, autosuficientes, eso me hace sentir tranquila. Soy una madre satisfecha, porque algo de lo que están haciendo es porque uno lo sembró, ese sentido de responsabilidad, compromiso, de ser mejor cada día, de no temerle a los retos”.

“Ellos tomaron esa decisión, a pesar que tenían todas las comodidades en su casa. Aun así, dijeron no es suficiente, vamos por más, no se iban a quedar esperando por una beca patria, mis hijos son más que eso y eso me enorgullece, muchas madres que estamos en este rol, sabemos que ha sido doloroso, pero sin duda lo mejor para ellos”.

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