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Un acuerdo entre Trump y Kim Jong-un va mucho más allá de la península coreana

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Periodistas de Avance

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Luego de la exitosa cumbre entre el régimen comunista de Corea del Norte y Corea del Sur, el líder Kim Jong-un ratificó que su país dejará de probar armas nucleares y misiles balísticos intercontinentales en una señal de que está listo para alcanzar un acuerdo con el presidente estadounidense Donald Trump. La Casa Blanca ha expresado que “el mensaje es positivo en un tema delicado y sensible”, y que el presidente ruso Vladimir Putin y el líder supremo de Irán, Ali Khamenei, deberían saber recibirlo.

Sin embargo, incluso antes que los EEUU lleguen a un acuerdo con Corea del Norte, la disposición a hablar de ambos líderes indica la primacía del pragmatismo sobre los principios, y aunque EEUU representa ciertos valores, no ha renunciado a sus intereses. En el caso de Corea del Norte, los intereses son básicos, en primer lugar: la eliminación de una amenaza nuclear norcoreana sobre territorio estadounidense, y en segundo, la descompresión de la tensión en la Península de Corea, donde Washington tiene un aliado importante como es Corea del Sur.

En cualquier caso, sin perjuicio de que la dinastía Kim ha eliminado a muchos más coreanos que los sirios asesinados por la dinastía Assad en Siria, y aunque EEUU ni siquiera tiene relaciones diplomáticas con el régimen norcoreano, considerando también los antecedentes del padre de Kim y de su abuelo, que han demostrado docenas de veces no respetar acuerdos y reglas occidentales, EEUU sigue dispuesto a hablar, lo cual es muy bueno en un escenario internacional de políticas erráticas donde no se ven logros concretos en materia de resolución de los conflictos vigentes.

Una vez descartadas las motivaciones ideológicas, tres condiciones hicieron posible las conversaciones de Kim-Trump: a) El deseo del presidente de Corea del Sur Moon Jae-In de buscar vínculos más estrechos con el Norte; b) La capacidad de Kim para afirmar la victoria (después de todo, los EEUU no habrían acudido a la mesa de negociaciones si no hubiera sido por sus exitosas pruebas de misiles); y c) La capacidad de Trump para reclamar la victoria también (puede decirse que forzó a Kim a negociar amenazando con “lanzar fuego sobre su país” y aumentando las sanciones económicas sobre su régimen).

Vía: Globovision

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