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“Volví a nacer a mis 82 años” (video)

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Periodistas de Avance

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RONALD PEÑARANDA

Cicpc libera a empresario español

Valentín García, es un empresario español, que llegó a  Venezuela el martes de la semana pasada con la intención de resolver asuntos que tenía pendiente con unos negocios acá y de visita a unos parientes en los Altos Mirandinos.

Su familia le contrató un vehículo particular para que lo trasladara al Oriente del país y el chofer decidió irse con una acompañante.

Partieron de Caracas el sábado 27 de octubre, día cuando fueron plagiados por integrantes de la banda más peligrosa que opera en la zona mirandina de Río Chico.

Los interceptaron en la Troncal 9, metros después de pasar el puente sobre el río Tuy.

A las tres víctimas las detuvieron en una alcabala de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), les pidieron que descendieran del vehículo para revisarlos.

A escasos 80 metros de este punto de control, fueron interceptados por un grupo de hombres -eran cinco y no superaban los 20 años- quienes arrojaron troncos en la vía para obligar al conductor a detenerse.

Dos de ellos se subieron al carro modelo Ford Focus, color plata, y se desviaron hacia un camino de tierra que es la entrada de su centro de operaciones. Los otros delincuentes se internaron en el monte.

Los hampones se comunicaron con familiares de Valentín el domingo en la noche. Les advirtieron que no avisaran a los cuerpos de seguridad y les exigieron 5 mil dólares por el rescate.

Pese a las amenazas, una sobrina del ciudadano ibérico, se puso en contacto con la sede central del Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).

De inmediato se activó la División contra Secuestros Base Miranda II e iniciaron un trabajo que permitió ubicar a los antisociales.

Luego de tres días de negociaciones se pactó la entrega del dinero, que ya no era en dólares sino en bolívares soberanos -una cifra irrisoria- y la liberación para el miércoles.

El plan de los malandros era que al llegar al sitio acordado la sobrina de García y su hermano, soltarían al español, al taxista y a su acompañante y dejar como rehenes a los dos muchachos.

Pretendían que Valentín quien tiene propiedades en Santa Elena de Uairén (estado Bolívar) se trasladara hasta allá y consiguiera más plata para liberar a los sobrinos.

Pero desde tempranas horas de la mañana en el pueblo habían efectivos del Cicpc infiltrados.

A eso de las 3:00 pm en el terminal de Río Chico apareció una camioneta Grand Blazer gris con dos sujetos quienes iban a recibir el pago.

Los policías al percatarse de la presencia de los antisociales los abordaron. Hubo un intercambio de disparos y resultó abatido uno de los secuestradores.

Desde ese momento unos 100 funcionarios se desplegaron por todo Río Chico. Posterior a una intensa búsqueda, aproximadamente a las 10:30 pm dieron con el paradero del español y los otros dos secuestrados, quienes estaban en una zona boscosa. Seguidamente los llevaron a la capital de la República.

Una película de terror

“Usted se puede imaginar como me siento después de esa película de terror que vivimos. Siento que he vuelto a nacer a mis 82 años”, afirmó Valentín García quien concedió una entrevista exclusiva al Diario Avance.

Manifestó que una cosa es decirlo, explicarlo y otra muy distinta a vivirlo. “Tengo que estar agradecido dentro de lo que cabe por haber salido ileso de todo esto”.

Dijo, que tanto él como sus acompañantes sufrieron mucho en el monte donde los tenían. “Corríamos de un lado para otro, en el barro, fue una cosa terrible”.

“Esos delincuentes en todo momento nos estaban encañonando. Siempre tuvimos el temor de que nos iban a pegar un tiro. Estabamos en un sitio donde habían veinti tantos individuos. Esos son unos desalmados”.

Indicó que su sobrinos quienes negociaron con los malhechores “actuaron como unos héroes. Estoy muy contento de volver de nuevo a la vida”.

Confesó que le gusta mucho Venezuela, su gente, “pero en vista del peligro que hay no pienso volver. No voy  malgastar los años que tengo de ñapa”.

Comentó que posee un pequeño centro comercial en Santa Elena de Uairén, “voy a ordenar algunas cosas y cuando termine le digo a mi esposa que me mande el pasaje por Internet”.

El ciudadano ibérico junto a sus dos acompañantes con los funcionarios que los liberaron

 

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