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Yohan descarga el arpa con fuerza y pasión

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Periodistas de Avance

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Nuestra música venezolana tiene un universo rico en melodías y sonidos, que la convierten en un verdadero agasajo a los oídos y hasta para los pies, porque se escucha y se baila en cualquier rincón del país; la entonación se deriva del buen desenvolvimiento de sus músicos, quienes deben sentir el ritmo en las venas para transmitirlo a través de sus instrumentos al público.

Un protagonista de esas interpretaciones magistrales Yohan Corro, quién nació en La Victoria, pero desde muy niño vive en Los Teques, relató que su pasión por el joropo emergió de su padre el señor Luis Corro, que creció en una finca del Llano y ha sido un enamorado permanente del cuatro y de las composiciones que con él logra crear.

Luis siempre ha acostumbrado a interpretar ese instrumento musical y fue allí donde Yohan obtuvo la semilla, que poco a poco, fue germinando hasta que a los seis años le manifestó a su padre que quería aprender a tocar, pero se inició con las maracas.

Dominó la técnica muy rápidamente y más adelante solicitó que le regalaran un arpa, pues sentía la vibra recia dentro de sí, quería dejarla brotar a través de sus dedos dando vida a esas cuerdas, para ese momento no pudo obtener lo solicitado por motivos económicos, pero al cabo de unos meses recibió la sorpresa de su vida mientras jugaba basket: su papá le había comprado el arpa.

“Soy lo que soy gracias a mis padres, muy especialmente por mi papá, quien sembró en mí la semilla de amor por lo nuestro, hasta hizo lo imposible por regalarme el arpa que tantas satisfacciones me ha dado, y que se ha convertido en mi profesión y mi pasión”.

Pasión interrumpida

A partir de allí se dedicó en cuerpo y alma a su instrumento, a conocerlo, estudiarlo e interpretarlo, señaló que sus inicios fueron en el famoso Restaurante El Corral, templo de la música llanera en esta zona, donde conoció al maestro José Canelone, quien le enseñó el verdadero arte de tocar ese instrumento.

Con mucho empeño en seis meses, Yohan con 15 años de edad se habría convertido en arpista y comenzó a ejecutar los ritmos del maestro Alexis Ojeda y Julito González, allí empezó a hacerse un nombre en el mundo del joropo y tocaba en diversos eventos públicos y privados, así se mantuvo por espacio de tres años hasta que cumplió la mayoría de edad cuando por otros intereses y ocupaciones hizo una larga pausa musical.

Más adelante en el 2002 por consejo de sus amigos retomó de a poco la actividad, realizando toques esporádicos en algunas fiestas con la agrupación Pasión Llanera, “para la fecha trabajaba como barbero profesional pero en vista de que ‘matando tigritos’ me iba mejor a nivel de rentabilidad me quedé definitivamente con el arpa”.

Reconocido dentro y fuera del país

En su amplia trayectoria de veinte años ha compartido tarima con artistas de la talla de Rummy Olivo, Skarlet Linares, Teo Galíndez, Janeth Placencia, Luis Silva, el Tarugo de la Caimana, Fabiana Ochoa, Jennifer Mora y actualmente emprende un proyecto musical junto al reconocido Alirio José Piñango, así como también prepara un tema con la súper banda de Venezuela Guaco.

Se desempeña como director musical de su agrupación La Banda Criolla donde trabaja en conjunto con Edinso Pérez en las maracas, Leo Márquez en el cuatro y José Manuel Fonseca en el bajo, con quienes conforma un grupo de lujo por la calidad interpretativa que ofrecen.

Fuera de nuestras fronteras tuvo una importante presentación en 2007 con el Ensamble Segovia en Sao Paulo, allí representaron a Venezuela en un festival, donde dejaron el nombre de nuestro país muy en alto, tras realizar dentro de su presentación el show en el que Yohan interpretó el arpa cargada y al revés, con la misma destreza, fuerza y entrega como si la tocara de forma convencional, lo que causó gran sensación.

Sembrar el Llano en la Ciudad

Entre sus proyectos está la grabación de su primer disco en compañía de su agrupación, donde presentará un instrumental llanero con temas completamente inéditos de su autoria.

En conversaciones que ha mantenido con el presidente del Ateneo de Los Teques está abierta la posibilidad de impartir talleres de música venezolana para niños, con la intención de crear conciencia y sembrar la semillita de amor por lo nuestro. “De esta manera podrán desarrollar sus aptitudes a nivel profesional y adoptar el sentido de pertenencia que tanta falta nos hace a través de lo que denominaría Sembrar el Llano en la Ciudad”.

Agregó que “yo quiero que los niños y jóvenes, sepan identificar los géneros de nuestra música llanera, que puedan distinguir entre una guacharaca, pajarillo, periquera, seis por derecho; y que le den cabida al folklore más allá de los ritmos internacionales”./Maribel Sánchez/gp

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