Sobre la recién instalada Asamblea Nacional Constituyente (ANC), se está generando una creciente demanda, de propios y extraños, de solución inmediata de la compleja situación económica que ha sido causada por la guerra permanente a nuestro modelo económico, por la caída estructural de los precios petroleros, por los problemas estructurales de la producción nacional y por los errores coyunturales, que sin duda hemos cometido en el manejo de la política económica, a lo largo de 18 años de revolución.
Lo digo bajo criterio y responsabilidad propia, la ANC no tiene una varita mágica para superar todas estas variables que atentan hoy contra nuestra economía. La superación de los problemas económicos será el resultado del esfuerzo productivo y honesto de la empresa privada, de los trabajadores y trabajadoras, de las nacientes formas de propiedad social y comunal, de la empresa pública y de la rectoría y acción transparente del Estado sobre los factores económicos.
La Asamblea Nacional Constituyente tiene un mandato principal que es lograr la estabilidad política, la tranquilidad pública y que se respete el derecho a vivir, trabajar, estudiar, producir y distribuir en paz que tiene el pueblo venezolano. Solamente con lograr esas condiciones, ya la misma estará impactando positivamente en la vida económica del país.
Sin embargo, la ANC, también es cierto, tiene la posibilidad de intervenir sobre las graves desviaciones que se están dando en ciertos procesos de la economía y legislar para promover definitivamente un modelo de producción nacional y la emergencia de formas no capitalistas de producción y distribución.
En tal sentido, de manera respetuosa, someto a los y las constituyentes algunos temas recogidos del debate diario y macerados sobre los errores y aciertos cometidos, que pudieran convertirse en acciones inmediatas a través de actos, decretos y leyes, debidamente trabajadas con el Gobierno Bolivariano. Listo algunos de esos temas que pudiera abordar la ANC:
1- Regulaciones para la máxima austeridad y el uso debido de los recursos asignados a los entes del Estado.
2- Mandato al Poder Moral y Judicial de una operación especial para juzgar casos emblemáticos de enriquecimiento ilícito y la confiscación de los bienes mal habidos.
3- Diseño de un sistema de cambio real y de acceso transparente y equitativo de las divisas para los insumos del sector productivo nacional, público, privado, social y comunal.
4- Revisión y reorganización del funcionamiento de todas las instituciones civiles y militares involucradas en los procesos de importación, exportación y distribución interna de bienes, en los puertos, aeropuertos y fronteras terrestres.
5- Aplicación inmediata de un sistema tributario especial progresivo, donde los sectores de mayor concentración de riqueza en el país, especialmente el financiero, sean los que financien con su aporte el desarrollo productivo nacional.
6- Creación de una escuela especial para la formación de una Policía Fiscal Aduanera, sustentada en valores de profunda y auténtica lealtad a la Patria y al pueblo.
7- Diseño de una política de precios debatida y acordada con todos los actores del proceso económico e implementada por el Estado, con mecanismos reales de verificación de su cumplimiento.
8- Fortalecimiento, consolidación y expansión del organismo de protección del derecho del pueblo al consumo justo de los bienes y servicios esenciales para poder vivir bien.
Son medidas viables, algunas radicales, todas indispensables para sanear nuestra economía como primer paso para la emergencia de un modelo económico post rentista.
Ese nuevo modelo productivo nacional, además de nacer con mecanismos transparente en la relación pública y privada, debe estar amparado en leyes que obliguen a la asignación prioritaria de divisas a la importación de insumos y bienes de capital para la empresa de propiedad pública, comunal y privada, bajo estrictas condiciones del uso de dichas asignaciones. Igualmente, se debe legislar en materia de compras nacionales y transparentes por parte del Estado.
Instrumentos legales y constitucionales, prácticos y eficaces, en esos ámbitos serian un aporte estratégico de la ANC a la nueva economía.
Finalmente, considero que una Revolución que se proclama Socialista, reconociendo y apoyando la iniciativa privada existente, no debe renunciar a la promoción de nuevas formas de propiedad y de relaciones de producción, es decir, no debe renunciar a crear formas no capitalistas de propiedad y producción, es decir, no debe claudicar en el empeño de visualizar en el presente la sociedad del porvenir, la sociedad Socialista.
Ese es un temazo para nuestros respetados constituyentes, que seguiremos desarrollando en próximos artículos.